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Esta semana se celebró en la ciudad de New York la mítica Met Gala en honor al diseñador Karl Lagerfeld, fallecido en 2019. La ceremonia tan esperada por lxs amantes de la moda este año tuvo muchos detractores y la polémica enseguida mostró la hilacha de este personaje.
Por un lado, estaban lxs fanáticos de Lagerfeld, quienes lo consideran una leyenda: no se olviden de que trabajó en los últimos 30 años para la Maison Chanel, una de las casas de alta costura más importantes y prestigiosas del mundo, y de que colaboró simultáneamente con otras firmas de lujo, como Fendi y Chloe, además de crear una marca propia que lleva su nombre.
Impecable su trayectoria profesional, pero resulta que el divino de Karl dejaba mucho que desear como ser humano. El «Kaiser de la moda» era conocido por ser misógino, racista, clasista y gordofóbico. Un amor de persona. No lo ocultaba en absoluto: sus declaraciones hacían gala inmediata de sus ideas. Entre aquellas que han tomado estado público, recuerdo que en una ocasión utilizó la palabra «gorda» como insulto para referirse a la bellísima y delgada modelo alemana Hadie Klum. Tampoco tuvo reparos con Adele cuando se lanzó sin ningún escrúpulo a hablar sobre su cuerpo opinando que la cantante tenía un bonito rostro, una linda voz, pero que era «demasiado gorda». En la misma sintonía de comentarios crueles, expresó que Coco Chanel no era lo suficientemente fea para ser feminista. En plena lucha del movimiento Me too, también responsabilizó a las mujeres por las situaciones de violencia a las que se exponen cuando afirmó que si una alguien no quería que le quitaran los pantalones, en vez de ser modelo, tendría que meterse en un convento. Para completar el perfil, también deberíamos incluir en el top ten de frases bomba aquella que desnudó su prejuicio hacia los inmigrantes en Alemania cuando, en plena entrevista televisiva, contó que el empleado sirio de un conocido suyo afirmaba que el mejor invento alemán había sido el Holocausto. Como ven, no se olvidó de nadie el querido Karl.
La organizadora de la gala, Anna Wintour, es directora de la revista Vogue EEUU y una de las mujeres más influyentes del mundo. Es muy temida por la industria, y según cuentan las malas lenguas, en esta entrega sufrió una suerte de protesta silenciosa. Los rumores dicen que muchxs de lxs invitadxs decidieron no asistir y algunas de las celebridades que participaron del evento decidieron ir vestidas con el color que el diseñador más odiaba, el rosa. Este fue el caso de la modelo Ashley Graham, de la actriz Viola Davis, o de la super modelo de los años 90, Naomi Campbell, entre otras. Una buena manera de «homenajear al diseñador». Algunos tomaron estos gestos como parte de posición política necesaria.
Karl Lagerfel trabajó en el mundo de la moda por más de setenta años: es importante poder dimensionar el poder y la infuencia que tuvo a través de los años para perpetuar y sostener estereotipos hegemónicos.
Hablamos de una industria que impone qué llevar para estar dentro, para pertenecer, y no olvidemos que nadie escapa de eso; ni las personas que no siguen las tendencias. Ya lo dijo la maravillosa Meryl Streep en su papel de Miranda Presley para El diablo viste a la moda, la película del año 2006: «Tú crees que la moda no tiene nada que ver contigo. Tú vas a tu armario y eliges ese ridículo y bizarro suéter azul porque intentas decirle al mundo que te tomas muy en serio el elegir lo que usas. (…) Ese suéter representa millones de dólares e innumerables empleos y es muy curioso que pienses que hiciste una elección que te exenta de la industria de la moda, cuando de hecho, estás usando un suéter que fue seleccionado para ti por estas personas de una pila de cosas».
¿En manos de quién está la industria de la moda? ¿Personas como Karl Lagerfeld merecen ser homenajeadas? ¿El talento mata prejuicios? ¿Es por gente como él que no cambian los estereotipos de belleza hegemónica en el mundo?
Tengo la sensación de que no importa cuánto gritemos, expongamos o critiquemos: es una industria que mueve millones y millones de dólares al año, que nos recuerda con hechos como este que no está dispuesta a romper el molde.
No está en discusión ni el talento ni el don de Lagerfeld a la hora de diseñar colecciones maravillosas. Es innegable que su legado quedará en la historia de la moda para siempre. Por eso siento que es un buen ejercicio hablar en los hogares con nuestrxs hijxs y también poder pensar entre todxs y discutir sobre estas contradicciones. Que existan no implican que no sea posible erradicar estas conductas de todos los ámbitos, en especial en el mundo de la moda.
Nunca sabremos si la elección del color rosa de algunas invitadas fue un modo de protesta o no. Que se empiece a hablar de la expresión de descontento en estos circuitos tan exclusivos y tiránicos, de todos modos, me da una esperanza acerca de la posibilidad de deconstruir una industria vetusta.
Lo superficial siempre experimenta cambios: hay tendencias nuevas todos los años, hay colores que predominan en cada temporada, pero los prejuicios y la discriminación siguen siendo la base de una industria para pocos, en la que solo entran quienes caben en el molde. Habrá que romperlo desde adentro.
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