Así fue la convulsa relación de Harry y su ex novia Chelsy Davy que el príncipe ha recordado en el juicio de Londres

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Estos días, el príncipe Harry está en Londres.

El duque de Sussex visita la capital inglesa para testificar en el juicio que mantiene contra el grupo de comunicación Mirror Group Newspapers por, según él, haber realizado escuchas teléfonicas ilegales. El príncipe alega que

más de 140 artículos fueron publicados por sus periódicos entre 1996 y 2010 porque le tenían pinchado el teléfono.

En esas conversaciones, el hijo pequeño de la princesa Diana y el rey Carlos III

habló con su hermano, con sus amigos y con la que fue durante años su novia, Chelsy Davy. Los artículos publicados por la presunta escucha ilegal de esas charlas íntimas propiciaron, según Sherborne, abogado del príncipe, el final de la relación además de propiciarle episodios depresivos.

Quién es Chelsy Davy y cómo apareció en la vida de Harry

En los años noventa,

Chelsy Davy aparecía cada día en la prensa sensacionalista británica. En el Polo, en una boda, saliendo de clubs de Chelsea cada noche. Chelsy fue

la pareja más famosa y larga de Harry, en una relación llena de altibajos, y la que más sufrió el acoso de la prensa, que la espió y llegó a colocar un dispositivo de búsqueda en su coche. Harry llegó incluso a

temer por su vida, como cuenta en sus memorias, «En la sombra», y como ha expuesto

ante el juez estos días en Londres, donde se examinan sus querellas contra el grupo de prensa al que pertenece «The mirror» por espionaje.

Tras su ruptura, en 2011, Harry y Chelsy

han seguido siendo amigos y la joven

acudió a su boda con Meghan Markle, junto a otra de las ex de Harry, la actriz Cressida Bonas. Hoy Chelsy es una feliz madre de familia. En enero de este año dio a luz, a sus 36 años, a su primer hijo, Leo. Nadie fuera de su círculo más íntimo sabía que estaba embarazada y ni siquiera conocían quién era el padre.

La exposición pública llegó a resultarle insoportable. Por eso, desde la ruptura con el príncipe ha tratado de

permanecer fuera de foco. Concedió solo un par de entrevistas, a Tatler y a The Times, y se alejó de la mayoría de amigos que tuvo durante esa época. Casi nadie ha vuelto a verla en estos años y ni saben qué círculos frecuenta hoy. Ha protegido con ferocidad su vida privada en esta nueva etapa.

Un flechazo adolescente

Harry y Chelsy eran

apenas adolescentes cuando se conocieron, en 2004. Chelsy había nacido en 1985, en Bulawayo, Zimbabue, y había crecido en Victoria Falls. Era hija de un rico hombre de negocios sudafricano, Charles Davy, y de una exmodelo, Beverly Donald Davy, que había ganado el concurso de belleza de Miss Rodesia.

Su padre dirigía una inmensa reserva de caza, en la que Chelsy creció libre, jugando descalza con crías de búfalo y con los monos, que le quitaban las pelotas de tenis. La familia lo perdió todo cuando el presidente Robert Mugabe llegó al poder. Con 14 años, Chelsy pidió entonces

viajar a Inglaterra para estudiar en un colegio interna. Se matrículó en el Cheltenham Ladies’College y, a continuación, en el centro de segundaria Stowe. Fue allí donde conoció a Harry.

Harry de Inglaterra y su exnovia Chelsy Davy cuando salían juntos /

getty

Él

se fijó en ella durante un partido de polo. Cuando Chelsy terminó el bachillerato retornó a África para matricularse en la Universidad de Ciudad del Cabo. Se licenció en Filosofía, Política y Economía. Unos meses después de dejar Inglaterra, Harry la invitó a una cena en el Consulado Británico en Ciudad del Cabo, donde él estaba pasando unos días con algunos amigos.

Al principio solo fueron amigos. Chelsy decidió entonces regresar a Inglaterra para estudiar un curso de leyes de dos años en la Universidad de Leeds y, con seguridad, para estar más cerca de Harry. El príncipe

la ha descrito siempre como «diferente». Una chica libre, sin prejuicios, a la que no le importaba la realeza. Harry quedó impactado.

Se convirtieron en la pareja del momento. Chelsy fascinaba a la prensa porque era

espontánea, «cool» y sexy, muy diferente de la chica modosa que Harry debería haber escogido. A Chelsy le gustaba divertirse, no le asustaban los «paparazzi» apostados a la salida de los clubs o en las gradas de los partidos de polo. Siempre vestía con minifaldas, y estaba sonriente y feliz.

Era lo opuesto a la

delicada y cauta Kate Middleton. Chelsy se integró en el exclusivo grupo de amigos de Harry, del que formaban parte el empresario de clubs nocturnos Guy Pelly, la aristócrata Narasha Rufus Isaacs o el banquero Tom «Skippy» Inskip, uno de los compañeros de infancia más próximos a Harry. Se reunían en el Club H, el sótano de Highgrove, la residencia campestre del príncipe Carlos, donde los dos hermanos Windsor celebraban fiestas.

La relación de Harry y Chelsy iba «in crescendo». Fueron de vacaciones a Sudáfrica, con la familia de ella. Más tarde ella fue invitada al 60 cumpleaños del Príncipe Carlos. Fue Chelsy quien se encontraba con Harry en el Concierto Conmemorativo de la princesa Diana, en 2007.

Estaban profundamente enamorados. Y todos los observadores estaban de acuerdo. Ella era el verdadero amor de Harry. Divertida y leal. Pero la relación empezó a agrietarse. Chelsy comenzó a trabajar en la prestigiosa firma legal de la City Allen&Overy y, a pesar de que cada vez salía menos, solo llegaban a los periódicos las

fotos de la joven medio borracha a la salida de los locales de copas.

Aseguraban que

superaba a Harry en su capacidad para la juerga. Los periódicos populares contrataron detectives para seguirla y obtener toda la información sucia que pudieran conseguir sobre ella. Abortos, enfermedades sexuales, exparejas… Se convirtió en una

obsesión para los tabloides y algunos de estos investigadores han reconocido, bajo el anonimato, que el hakeo de su buzón de voz era una práctica habitual. Chelsy hablaba con sus amigas cuando se citaba con Harry.

De acaparar focos al anonimato

Sin embargo, a pesar de su imagen, Chelsy era una persona muy reservada y hacía lo que podía para sobrevivir a aquel grado de escrutinio. En una entrevista con el periódico The Times, en 2016, afirmaba: «Era algo loco y que daba mucho miedo.

Me resultaba muy difícil lidiar con ello. No podía. Era joven. Trababa de ser una chica normal y fue horrible». Harry intentó hablar de ello, pero sin mucho éxito, en una entrevista por sus 21 años: «Veo lo herida que estaba. Mi novia es alguien muy especial para mí y ha pasado por momentos muy duros». Incluso tras la ruptura de ambos, los periodistas siguieron acosándola.

Chelsy Davy en la boda de su exnovio, el príncipe Harry. /

getty

Parece que fue la

boda de Guillermo y Kate, en 2011, lo que terminó de ahuyentar a Chelsy, cuando vio la locura informativa que suponía formar parte de la familia real. Parece que le dijo a Harry que no se veía capaz de hacer ninguno de los sacrificios que había hecho Kate, amoldando su vida a la atención de los periodistas. Tras la ruptura, Chelsy regresó a Zimbabue, antes de volver de nuevo a Londres a

vivir una vida muy discreta. Empezó un negocio propio en 2016, una marca de joyería africana llamada Aya, que hoy incorpora también elementos de estilo de vida y viajes.

Pero

la amistad con Harry continuó. Chelsy asistió a su boda con Meghan, en 2018. Ya

no frecuentan los mismos círculos. Ella se ha rodeado de íntimos amigos, entre ellos Lady Melissa Percy, a la que conoció a través de Harry, e Irene Forte, hija del empresario de la hostelería Rocco Forte, que fueron los primeros en conocer

su relación con Sam Cutmore-Scott, de 37 años, padre de su hijo, y con el que empezó a salir en 2019. Vive con Cutmore-Scott en una casa de estilo victoriano en el acomodado barrio de Chiswick, al oeste de Londres.

Se sabe poco de ellos, pero parece que se han casado. Cuttmore-Scott es un exitoso emprendedor hotelero, que estudió en Eton y en Oxford. Dirige la empresa de sus padres, Bijou Collection, dedicada a la celebración de bodas en lugares exclusivos, y un hotel en Norfolk. Su hijo Leo nació en Londres en enero.

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