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En realidad, Emilia Pardo Bazán se llamaba Emilia Antonia Socorro Josefa Amalia Vicenta Eufemia Pardo-Bazán y de la Rúa-Figueroa. Era de La Coruña, rica y condesa. Fue la primera mujer en España en muchas cosas. No quiso seguir la educación típica para las mujeres de su clase, sino que se procuró toda la educación que quiso.
Cuando se casó a los 16 años (en el Pazo de Meirás, propiedad de su padre antes de que lo fuera de Franco) ya había leído El Quijote o La Ilíada. Su matrimonio no ocupó tantas páginas como Los Miserables de Victor Hugo, a quien también había leído, pero sí le dio tiempo para tener en él tres hijos antes de que su afán intelectual la separara de su marido.
La realidad y la intimidad femeninas
Lanzada en esa carrera, se preocupó por cuestiones propias que trajeron el escándalo con La Cuestión Palpitante, obra considerada amoral, atea e incluso pornográfica. Antes había sido carlista de juventud. Rebelde de por sí, inconformista, curiosa, su marido le pidió que dejara de escribir, petición que fue un impulso para seguir haciéndolo.
En La Tribuna habló de una mujer obrera y en La Dama Joven de los ocultos problemas matrimoniales. La visión de una mujer culta y con independencia le hizo excavar literaria, periodística y públicamente en la realidad y en la intimidad femeninas.
No solo en este aspecto, sino en otros, incluso en el político, fue influyente Emilia, que se convirtió en una estrella mundana y erudita en su época. La «feminista radical», como se definía, que poco tiene que ver con el «feminismo radical» actual, porque ella «solo» creía que todos los derechos del hombre debía tenerlos una mujer.
Un deseo por el que luchó en soledad, con inteligencia y valentía durante toda su vida, frente al bullicio de la vulgaridad y el oportunismo presentes. Su relación amorosa, con intermitencias e infidelidades, de veinte años con Benito Pérez Galdós es ya bien conocida por las cartas íntimas de ambos, donde la feminista original y valiente le confesaba al autor, entre diminutivos cariñosos: «Soy tuya toda: toda…», una entrega que alguna ‘feminista’ del XXI a buen seguro osaría criticar.
cinco frases feministas de Pardo bazán:
- «La educación física hace que la mujer aumente su estatura y vigor y enriquezca su sangre».
- «El día en que »unos señores« dijeron a Amparo que era bonita, tuvo la andariega chiquilla conciencia de su sexo: hasta entonces había sido un muchacho con sayas. Ni nadie la consideraba de otro modo: si algún granuja de la calle le recordó que formaba parte de la mitad más bella del género humano, hízolo medio a cachetes, y ella rechazó a puñadas, cuando no a coces y mordiscos, el bárbaro requiebro» (La Tribuna, 1883).
- «Si nunca se le da el voto a la mujer, nunca votará».
- «El siglo XX será el de la mujer rescatada».
- «La mujer lo es todo ya, menos jueza».
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