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Un niño de Castilla-La Mancha que descubrió su pasión gracias a su madre que cosía para otros diseñadores, hoy se ha convertido en un profesional de renombre. “Me ponía con las luces apagadas cuando se iban las costureras. Sin que me viesen porque era de chicas, intentaba poner unas mangas o un cuello. Si no me decían nada es que lo había hecho medio bien“, detalla Alejandro de Miguel.
En una conversación en su atelier en la calle Ayala, en Barrio Salamanca, el diseñador contó como empezó en el sector de la moda, a pesar de las ‘trabas’ que se interponían en su camino: “Mis padres no querían porque lo veían un futuro muy oscuro. En los años 90 empiezan en España abrir los aranceles de la moda. Empieza a fabricar la ropa en otros países y entonces aquí, pues quedaban las migajas de las producciones”. Pero con espíritu y tozudez, con 18 años abrió su taller independiente.
La línea que sigue de Miguel para crear sus diseños se basa en conseguir un “producto diferente y de lujo y hecho a medida que en esos países, por la distancia, no es posible”. Alejandro, con más de dos décadas dedicándose a la construcción de piezas sofisticadas, ha conseguido hacer eco de su nombre en la industria y “ganarse la vida con lo que es su pasión” exclama.
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Alejandro, ¿qué es lo que más destaca con respecto al protocolo en los diseños para las bodas?
Bueno, los protocolos cada vez están más para saltárselos, porque lo que tienes que ver un poco es el protocolo que han planteado los novios y cómo quieren que sea su boda. Eso es lo primero que tienes que informarte. Si te han invitado a una boda, cómo va a ser la boda, dónde va a ser el entorno. No es lo mismo si va a ser una boda en el campo, si va a ser en el Casino de Madrid. Es diferente la vestimenta y todo.
Siguiendo la línea protocolaria, ¿cómo organizas tus diseños tanto de día como de noche?
Pues siempre se dice que a partir de las 18:00 de la tarde de largo, aunque por la tarde se suele también combinar más con el largo MIDI. O también está muy de moda los monos o smoking. Pero claro, las invitadas tienen más horizonte para saltarse el protocolo. La madrina es una figura más solemne y que tiene que ir siempre de largo.
Hilando con el tema de la solemnidad en las madrinas, ¿cómo te consideras a la hora de trabajar con esta figura? ¿Más clásico o más seguidor del ‘libre albedrío’?
Mi colección es muy amplia y desde una madrina más clásica a una madrina mucho más moderna. Y bueno, pues sí, que la figura de la madrina es algo muy serio y algo que en sí es clásico. Pero no es solo la clásica madrina con la peineta y la mantilla. Es que hay cosas más modernas. Ahora hemos metido los vestidos con tejido tweed. Hay incluso algunos estampados o vestidos que hacen sentir a la madrina como más joven. Es lo que vienen buscando vestidos diferentes, quieren verse únicas.
Fíjate, la madrina viene con una ilusión tremenda porque me dicen ‘no me he vestido de largo desde que me casé’ y traen una ilusión tremenda por elegir su vestido. Pues me gusta mucho atenderlas con calma, enseñarles los tejidos, aconsejarles que patrón tienen que elegir qué color.
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Y, ¿cómo es el tema complementos en una boda? Porque nunca se sabe si aportan o restan, y es un auténtico debate.
Los complementos para sumar si no, no te los pongas. Los complementos tienen que estar a la altura del traje, porque muchas veces me vienen con la mantilla de su hermana o el tocado de la cuñada. Tiene que ir todo perfecto, si no, no te pongas tocado o no te pongas mantilla, tiene que estar todo muy coordinado.
Y en cuanto a complementos, mira, yo les diría que sobre todo inviertan en un buen zapato. Cada día las bodas se celebran más en fincas. Ahora tenemos la suerte de que se llevan más un tacón ancho que les da más estabilidad, y no uno que sea increíble, pero que se les note en la cara que no pueden con él. Pues mejor ponerse a invertir en un buen zapato, que sea un guante y que vuelvas a casa con él. Y bueno, pues lo dicho, los complementos son importantísimos, igual que la peluquería y el maquillaje.
¿Nos podrías decir qué tendencias identifica en esta temporada? Centrando el foco un poco más en las invitadas, que son más libres y pueden elegir más. Y, ¿qué color es más popular?
Las invitadas vienen buscando cosas diferentes, van huyendo de los vestidos como muy populares o muy virales. Quieren algo que esté bien hecho, que esté hecho a medida o que no se haya visto en el escaparate. Vienen buscando cosas para sorprender. Este año también mucho pantalón, mucho smoking, mucho mono, también estampados especiales. Y aquí, sobre todo viene gente, digamos de la cúpula de la boda, las invitadas más importantes. Por eso son más vestidos de lujo y hechos a medida.
Las clientas prefieren colores que favorezcan, más allá de las tendencias impuestas por grandes marcas, que suelen limitar la paleta a unos pocos tonos para simplificar la producción. Este año, buscan colores luminosos como corales verdes, evitando los oscuros. Aunque se desaconseja el rojo, por ejemplo, para madrinas, hay quienes lo prefieren, junto a tonos suaves y elegantes como el nude, azules claros y el rosa bebé. El color mandarina emerge como una novedad popular.
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Relacionando la siguiente pregunta con ese término de ‘la cúpula de la boda’, ¿qué consejos les darías a la hermana del novio o la novia? Al final, es una figura importante, pero no puede ‘opacar’ el protagonismo de la pareja nupcial.
¡Claro! Es el día de la novia y siempre va a destacar, creo yo. Lo que pasa es que luego las invitadas, pues hay algunas que bien por el color o por los accesorios, pues también se llevan muchas miradas.
Yo les diría que vayan, sobre todo si son las invitadas que van a llevar la cola y que tienen que agacharse, que vayan cómodas y bueno, pues que miren un poco la funcionalidad y que vayan a estar cómodas con el traje. Pero sí, tienen que ponerse guapas también.
A pesar de que tu producto sea hecho a medida y más personalizado, ¿sigues alguna línea común en tus diseños?
Pues mira, a mí me gusta mucho el que elijan bien la forma, el patrón y sobre todo un buen tejido. Un buen tejido que vaya bien reforzado, porque últimamente vemos en redes sociales vestidos que fotografían muy bien, con cuerpos maravillosos, pero que luego los ves y son finitos y se marca todo. Entonces los vestidos no solo hay que valorarlos por lo que se ve por fuera, sino lo que le ponemos por dentro: las entretelas, los forros, los refuerzos, las ballenas.
Todo eso que lleva un vestido de alta costura, bien hecho y a medida para que por fuera se vea perfecto, no se arrugue, no se descoloque y no se note la lencería o no se marquen las imperfecciones del cuerpo.
Todos los vestidos son personales, pero considero, que él de madrina más ¿Qué consejos le das a una madre que viene a por su vestido de madrina en la primera toma de contacto?
En primer lugar, que se pongan en buenas manos, porque hoy en día han emergido muchos ateliers que igual que abren, cierran, que hacen un Instagram maravilloso, pero que no hay nada detrás.
Mira, en mi empresa tengo 30 costureras que están todo el día haciendo vestidos a medida, son unas hadas. O sea, es que muchas de ellas empezaron con mi madre. Tiene 60 años y son mi mayor tesoro.
Que se pongan en buenas manos, ya que una buena foto artística o un Instagram editado lo aguanta todo. Pero un vestido para una señora real, una señora con sus curvas o con su edad tiene que estar bien hecho, es el primer consejo que les daría. Y luego, pues, que se dejen aconsejar un poco por los profesionales que estamos para ello.
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Después de más de dos décadas de trayectoria profesional, ¿tienes alguna historia que te haya marcado y pueda compartir con Magas?
Mira, me vino una señora, creo que era de Valencia, que le quedaban tres días para la boda de su hijo y a la pobre le acababan de operar de urgencia por un cáncer de pecho y venía muy delicada. Me acuerdo de que traía todo vendado con gasas que se veía de las curas. Venía emocionadísima. Y le hice el vestido. Se lo hicimos así exprés en el día y la señora se fue. Se fue muy feliz porque era fan y pues se lo hicimos en el día. Puse a todas las costureras, una con una manga, otra con otra manga, otra con la espalda, otra con el delantero, otra con el forro. Y salió el vestido allí, en el día.
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Viendo otros trabajos, pues he visto que también ha salido un poco el tema de gente famosa o de celebridades en alfombras rojas ¿Es mucha distancia la que hay entre estar en el día a día dedicándote a las bodas y en algún momento puntual trasladarte una alfombra roja?
Bueno, la clienta anónima, la clienta real, que son las que ponen al corriente las cuentas del taller, son las más importantes para mí, exigen más porque es el día más importante de sus vidas. Una actriz muchas veces o casi siempre va de prestado y es un vestido más. Yo lo entiendo así, que hay que dedicarle más tiempo a la clienta, que tiene una ilusión enorme y que viene a hacerse el vestido para la boda de su hijo.
Pero también es importante vestir a las personas con más alcance, que es un escaparate muy importante. Fíjate, yo desde un pueblo de La Mancha, darme a conocer en toda España es gracias a que vistes a gente que sale en las portadas de las revistas. Eso me ha ayudado muchísimo. Son cosas diferentes. Las madrinas o las invitadas buscan una cosa, las actrices buscan más, quizá estar muy modernas, el ponerse la última tendencia.
¡Qué emocionante, Alejandro! Y ahorra para cerrar, ¿qué consejos les darías a las nuevas promesas del diseño?
Que aprendan el oficio. A mí me vienen muchos becarios, muchos aprendices y solo quieren hacer la parte más creativa, el dibujo. Se piensan que van a estar todo el día eligiendo telas, haciendo dibujitos. No, mira, yo tengo una empresa ya consolidada y me tiro al suelo a coger alfileres. Hay que hacer de todo. Me pongo a cargar el coche, me pongo a ayudar a todo
Es importante que sepan esto y yo siempre les digo lo mismo ‘aprende a coser, aprende a hacer patrones, aprende a cortar, aprende a planchar y a bordar’. Porque si no vas a estar siempre vendido. Hoy en día no hay profesionales, la gente no quiere coser, no quiere hacer los trabajos más dedicación. Pues eso, que aprendan el oficio, que es muy bonito.
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