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Hace tiempo que leo y escucho hablar de la creciente importancia del comercio local y es una cuestión que me hace especial ilusión porque creo que, por fin, es una corriente que ha calado y que no es pura moda.
No han sido años fáciles, pero los datos nos indican que la presencia de negocios de carácter local va ‘in crescendo’. Debido a las últimas crisis económicas se han cerrado muchos sí, pero también se ha abierto mucha oferta textil que hace un lustro no existía en nuestra ciudad.
Y es que la necesidad de adquirir piezas singulares es una práctica cada vez más extendida y, aunque no podemos vivir dando la espalda a la realidad y al desembarco de las multinacionales, los residentes y los turistas que llegan a nuestra ciudad buscan espacios singulares, excepcionales, con un trato cercano y exquisito. Sin duda alguna, hay buques insignia en San Sebastián -y en el resto del terriotrio-, a los que no podemos dejar de aplaudir.
¿Por qué he decidido centrarme en la importancia de comprar «lo local»? Muy sencillo. Hace unos días, mientras paseaba por la calle Hernani, me encontré con un grupo de turistas mexicanos cargados de bolsas. Y no precisamente de las clásicas marrones de Zara. Me encantó como portaban bolsas de Manila San Sebastián y de Vuelve Marcela. Dos comercios multimarca con propuestas muy dispares, pero absolutamente complementarias.
Mientras paseaba con la familia por la calle Garibay, también me paré para observar a la gente que entraba y salía de Tréboli. Una brutalidad. No exagero. Otra alegría que me llevé al cuerpo.
Y suma y sigue. Cuando me enteré de que comercios como La Central, Berriz y Aldabaldetreku se sumaban a la programación oficial del San Sebastián Moda Festival, pensé: «bien, saben de lo que va esto».
¿Y de qué va esto? De pelear, de ofrecer la mejor oferta posible, de visibilizar, de promocionar y de comercializar adaptándonos a un público cada vez más dispar.
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