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Puertas que no cierran es la última obra de la escritora Emilia Blue. Una colección que contiene dieciséis relatos depurados, “casi de laboratorio”. “Siguen la estela de mi anterior novela, 45º, que tenía una factura fragmentada, y aquí los trozos continúan expandiéndose, construyendo o deconstruyendo personajes e historias”, señala.
La autora presenta la obra por la tarde, a las 19:30 horas en la Librería Anónima, junto al editor de la editorial Prames, Rafael Yuste. La escritora explica que todos los relatos de la obra requirieron de un trabajo importante de investigación, aunque confiesa que el que más tiempo le llevó fue el de Apala, en la que una hostelera atacameña comparte una visión naturalista del mundo desde una perspectiva geográfica y culturalmente distante a la suya. Aun así, también enfatiza que “la universalidad de los temas tratados en los relatos permite a los lectores empatizar con todos los personajes, incluso si son avariciosos, arrogantes o no tienen idea de cómo seguir viviendo”.
“Los personajes son incómodos porque expresan lo que piensan, lo que puede ser menos convencional de lo que parece”, afirma. A pesar de esto, la autora sostiene que cualquiera de ellos “podría vivir en nuestro entorno, ya que son personajes actuales y algunos atemporales, como el ángel caído”.
Emilia Blue señala que se siente identificada en algunos aspectos con Pineta, “una mujer algo asalvajada que busca un lugar donde quedarse”. Precisamente, los nombres de los personajes tienen una relación con su ópera primera ya mencionada, 45º; sin embargo, aclara que los relatos no son una segunda parte de la novela, “Es una proyección independiente, y algunos personajes que no fueron relevantes en la novela original alzan la voz en estos relatos”.
Le ha llevado aproximadamente un año y medio en un proceso de escritura que describe minucioso y contenido. “Tengo una constante preocupación por la estética en todos los relatos”, continúa. Y es que lo dice porque imagina los escenarios con una precisión milimétrica para sumergir a los lectores en las situaciones descritas y proporcionar una experiencia inmersiva.
Emilia Blue considera que la obra merece la pena porque “contiene belleza desde la primera hasta la última página”. “No creo que vuelva a escribir de la misma manera. Es una puerta que he dejado bien cerrada”, remata
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