En Milán, moda para el día, la noche, la playa o bajo la lluvia con The Attico, Bally, Jil Sander y Missoni

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Traducido por

Rocío ALONSO LOPEZ

Publicado el



25 sept. 2023

A pesar de la lluvia, el tráfico y los desorbitados retrasos, la Semana de la Moda de Milán siguió adelante con una energía inquebrantable. Tras el esperado debut de Sabato De Sarno en Gucci el viernes, el sábado resultó igual de emocionante, con su ración de novedades y grandes desfiles. Desde el primer desfile de la cool marca milanesa The Attico y el nuevo capítulo de Bally bajo la dirección de Simone Bellotti, hasta el minimalismo glamuroso de Jil Sander y la insuperable ligereza de Missoni.
 

The Attico, primavera/verano 2024 – © Launchmetrics

La suerte sonríe a los valientes. Eso es lo que no pudimos evitar pensar mientras asistíamos el sábado al primer desfile de The Attico en las pasarelas milanesas. A diferencia de Gucci, que tenía la misma idea de desfilar al aire libre pero renunció en el último momento, el día anterior, por temor al mal tiempo, las dos fundadoras de la marca, Gilda Ambrosio y Giorgia Tordini, mantuvieron su programa al aire libre y escaparon milagrosamente a las lluvias. Tomaron la Via Guerrazzi, en uno de los barrios más lujosos de Milán, para celebrar un desfile de alto nivel al que asistieron numerosos compañeros, desde el nuevo diseñador de Gucci, Sabato De Sarno, al dúo creativo de Dsquared2, Dean y Dan Caten, y Remo Ruffini, de Moncler.
 
A dos pasos del magnífico Parco Sempione y del Arco della Pace -el Arco del Triunfo de Milán-, esta calle está flanqueada por elegantes edificios de época, de los que las modelos salían y entraban como si estuvieran en casa. En perfecta sintonía con el espíritu de la marca, cuyo nombre “attico” significa ático en la azotea, el símbolo por excelencia de la vida fácil y acomodada. Mientras esperamos a que empiece el espectáculo, algunos de los chicos ofrecen vasos de margaritas al público desplomado en mullidos sofás. El ambiente está preparado.
 
El glamour y la pedrería están a la orden del día, con sexys trajes de rejilla, decorados con plumas y cristales, ceñidos y sensuales, que envuelven el cuerpo, a veces partido aquí y allá, en transparentes velos negros o lentejuelas plateadas, formados por guirnaldas de borlas o drapeados de tul azul cielo. Grandes cuellos con volantes, maxiabrigos inflados con flecos de lana y chaquetas de amplios hombros completan la silueta, realzada por colores vibrantes como el azul eléctrico, el rojo o el fucsia.

The Attico, primavera/verano 2024 – © Launchmetrics

 
The Attico también propone siluetas mucho más urbanas y masculinas, con chaquetas de cuero, gabardinas largas, trajes, jeans, pantalones cargo o militares combinados con chaquetas oversize y desestructuradas, mientras que los jeans blancos de algodón y las camisetas de tirantes se deslizan bajo un abrigo largo forrado de piel. Se trata de vestir bien, como siempre imaginaron sus dos fundadoras, dos poderosas influencers con cientos de miles de seguidores, que trazaron su propio camino y se hicieron un nombre, primero en las redes sociales y luego en el deslumbrante mundo de la moda, antes de lanzar su marca en 2016.

Originaria de Civitanova Marche, en el centro de Italia, Giorgia Tordini (36 años) creció con un padre zapatero y una madre comerciante. Tras graduarse en la escuela de moda IED de Milán, lanzó dos marcas sucesivamente antes de trasladarse a Nueva York, donde trabajó como asesora para varias marcas. En 2015 conoció a Gilda Ambrosio, napolitana de 31 años, también hija de comerciantes y licenciada del Istituto Marangoni, con la que creó The Attico. Como embajadoras de su propia marca, las dos party girls italianas se centraron inicialmente en la ropa de fiesta, utilizando sus contactos para encontrar el posicionamiento adecuado para el lujo fácil.
 
El éxito no se hizo esperar. Llegaron a 200 minoristas, entre ellos Galeries Lafayette, Harrods, Antonia y Saks Fifth Avenue, y en 2019 el jefe de Moncler, Remo Ruffini, adquirió una participación del 49 % en su compañía a través de su holding Archive.
 

Bally, primavera/verano 2024 – © Launchmetrics

Para Bally, hubo una revolución de 360 grados, pasando de Cruella a Heidi. Atrás queda la mujer ultrasofisticada, glamurosa y sexy imaginada por Rhuigi Villaseñor durante las dos últimas temporadas. Tras haber devuelto el protagonismo a la marca suiza de calzado de lujo, propiedad del grupo JAB Holding Company, reposicionándola en la gama alta del mercado y desempolvando su imagen, el diseñador californiano de origen filipino cedió el testigo en mayo a Simone Bellotti.
 
Este último ha dado un giro radical para centrarse en un vestuario más accesible y comercial, con piezas básicas para el día a día. El vínculo con Suiza queda patente en los cortes rigurosos y en un toque bucólico, a través de un estampado floral, pero también de accesorios divertidos como un cencerro colgado del bolso o una minibolsa colgada del cuello o del cinturón en la que poder meter una flor recogida en los grandes prados de montaña.
 
Con gorra, botas negras o zapatos planos de cordones, y llevando una mochila de colegio, la niña sabia de Bally se viste con trajes azul marino y blusa azul cielo. Pasea por el gran claustro de la Basílica de San Simpliciano, iluminado por luces de neón azules, también con looks informales, con microshorts y prendas de punto, o con unos jeans y un suéter rojo. A veces se atreve con un traje o con coloridos vestidos de cuero, así como con vestidos ajustados.
 
A primera vista, algunas de sus prendas parecen más sofisticadas de lo que son. Como las chaquetas, cuya espalda se ensancha para crear movimiento, o la falda de este traje de cuero color caramelo, muy corta por detrás.
 

Missoni, primavera/verano 2024 – © Launchmetrics

Por su parte, Missoni trae una colección muy veraniega llena de ligereza y transparencias, en una paleta de arcoíris pastel. El diseñador Filippo Grazioli hizo desfilar a sus modelos en un decorado blanco inmaculado, invadido por enormes globos metálicos en los que se reflejaban. Con sus enormes anillos o pendientes de meteoritos plateados y sus gafas futuristas, parecen recién llegadas de otro planeta.

La colección, muy sexy, desprende una sensación de frescura y alegría. Tejidos impalpables envuelven el cuerpo en delicados drapeados. Tops y faldas de gasa transparente se superponen sobre vestidos ajustados o enterizos, en los que los famosos zigzags de la casa se reelaboran en distintas proporciones.
 
Otros trajes transparentes, en blanco con volantes, dejan entrever la parte de abajo. Los vestidos ultracortos llegan hasta las nalgas. En otros modelos, las cintas se entremezclan como para tejer mini vestidos de rejilla, que se prolongan en volantes flecos. Los trajes están confeccionados con algodón calado de San Galo.
 

Jil Sander, primavera/verano 2024 – © Launchmetrics

Como siempre en Jil Sander, Lucie y Luke Meier infunden una elegancia susurrante a prendas de apariencia sencilla, pero sofisticadas en sus cortes, detalles y materiales. Los cortes son limpios, muy gráficos, casi geométricos, y las proporciones son amplias, lo que confiere cierta solidez a la silueta, rematada con un pequeño gorro de lana y a menudo enfundada en pesadas botas.
 
En concreto, el dúo retoma la gabardina, ensanchada, con doble pechera y abertura bajo las mangas. Está disponible en beige o caqui. Puede transformarse en capa. Puede llevarse con o sin cinturón, o rematada con un gran cuello que se prolonga en una minicapa que cubre los hombros. Las chaquetas son anchas y cuadradas, a veces con un enorme cuello marinero. Los vestidos, enfundados o acampanados, caen hasta los pies.
 
La paleta predominantemente negra, gris, beige y blanca se ilumina con piedras brillantes, como diamantes, que llevan hombres y mujeres por igual, en pendientes, collares, pulseras e incluso como flecos en las sandalias. Lo mismo ocurre con los grandes puntos metálicos en las puntas de los cuellos de las camisas. Algunas piezas también se adornan con flecos de cintas para conseguir un efecto desaliñado.
 

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