Frases prohibidas ante la muerte de un ser querido: lo que no debes decirle a un niño – Sapos y Princesas

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Hay temas particularmente difíciles de tratar con nuestros hijos e hijas, y sin duda, uno de ellos es la muerte. Sin embargo, a diferencia de otras cuestiones, es algo que antes o después acontecerá en nuestro entorno y tenemos que estar preparados para abordarla con la mayor naturalidad posible. Si no sabes cómo afrontar este asunto, seguramente te servirá de ayuda conocer cuáles son las frases prohibidas ante la muerte de un ser querido, esas que debes evitar decir a toda costa. 

Curiosidad y preguntas

Antonin Artaud escribió hace tiempo que vivir no es otra cosa que arder en preguntas, y esto no se limita al mundo adulto. Los niños preguntan (que es perfectamente normal), y nuestro papel como padres y tutores es encontrar las respuestas adecuadas para ellos en función de su edad, carácter, nivel de madurez y otras variables. Como ya sabes si tienes más de un hijo, lo que funciona con uno no siempre es adecuado para el otro, y ahí entra en juego nuestra capacidad para adaptarnos a ellos y darles el mejor enfoque posible, buscando su bienestar psicológico y su evolución personal. Por eso es tan importante saber qué decir y qué expresiones evitar, así que para guiarte, mencionaremos algunas.

Frases prohibidas ante la muerte de un ser querido
Los duelos deben pasarse, pero saber qué decir a menudo es difícil | Fuente: Canva

1. “Sé fuerte, no llores, mantén la compostura”

En cualquiera de sus variantes, este mensaje es la mejor forma de conseguir que nuestros hijos se replieguen en sí mismos y renuncien a expresar sus emociones de forma sana. El dolor al conocer la muerte de un ser querido es normal y expresarlo es un paso hacia la adecuada elaboración del duelo. Para nosotros, puede ser incómodo y triste ver a los niños llorar, porque queremos que estén bien, pero tenemos que entender que necesitan desahogarse y que reprimirles no es en ningún caso lo mejor que podemos hacer por ellos. Por tanto, en vez de pedirles que guarden lo que sienten, animémoslos a sacarlo, ofreciéndoles soporte, un buen abrazo y oídos dispuestos a escuchar.

Tampoco es positivo seguir asociando la fortaleza y la debilidad con el llanto. Aunque a muchos nos hayan criado de maneras más ‘estoicas’, solo conduce a la larga al rechazo por el propio dolor. Conectar con lo que sentimos jamás nos hará débiles; por el contrario, nos permite conocer nuestros límites y umbral de dolor.

2. “Ahora tienes que ser un ejemplo para los demás, tus hermanos se fijan en ti, tienes que ayudar a tus padres”

Nuestros hijos tienen suficiente con entender lo que ha sucedido como para además preocuparse de guardar las apariencias de cara a la galería, y nosotros, los adultos que más los queremos, hemos de saber que, si uno de ellos se desmorona, no causará un efecto dominó que mine la moral de toda la familia. Muy al contrario: visibilizar el dolor les ayudará a sanar sin que esa herida se enquiste bajo capas de ocultación.

En ningún caso deberíamos cargar sobre sus hombros el peso extra de ser un modelo para sus hermanos, compañeros o amigos. Tienen todo el derecho a estar dolidos y agregarles una obligación más no les ayudará. Dejemos que transiten el duelo a su ritmo, vigilándoles amorosamente.

frases prohibidas ante la muerte de un ser querido
El llanto es una expresión emocional y, como tal, no debemos evitarla | Fuente: Canva

3. “No se ha ido, está siempre a tu lado, te cuida y vela por ti”

Tal vez a nosotros como adultos nos reconforte esa idea, pero a los niños, especialmente los más pequeños e impresionables, puede aterrorizarles pensar que hay alguien invisible vigilándoles. Es posible que identifiquen esa frase con la existencia de fantasmas y tengamos que enfrentarnos a dos problemas: explicarles qué es la muerte y que no hay nadie agazapado tras su armario o debajo de la cama mirando a qué hora se duermen. No olvidemos que son criaturas y que escoger las palabras es importante, pues algunos las interpretan de manera más literal que otros.

4. “Se ha ido de viaje, se marchó, está en un lugar mejor”

O alguna de sus variantes tales como “está en el cielo” o “se ha dormido”. Otra de esas frases perjudiciales, pues ¿cómo les explicaremos un sueño o un viaje que no tiene fin? El pequeño podría interiorizar el miedo al sueño, con los consiguientes trastornos, o sufrir mucho si llega a enterarse de que su ser querido ha sido incinerado o enterrado ‘mientras dormía’. Los niños son lo suficientemente inteligentes para entender los conceptos, si escogemos los términos adecuados para ellos. No es preciso inventar mentiras piadosas que producen más daño que beneficio.

5. “Nosotros no nos vamos a morir”

Ya sabemos lo contraproducente que es mentir a un niño, por más conmiserativo que suene. El primer contacto con la muerte puede causarles una profunda impresión, pero tienen que saber que es algo que nos alcanza a todos. Hemos de explicárselo con palabras adecuadas a su edad cuando nos pregunten “¿tú también te morirás?”, “¿yo me voy a morir?”, “¿cuándo te vas a morir?”.

Podemos probar con algo así como “sí, me moriré, pero para eso falta mucho. Primero viviré contigo muchos años” o “todos nos moriremos, pero dentro de mucho tiempo, así que tenemos un montón de años para disfrutar juntos y hacer muchas cosas”.

6. “Dios se lo llevó porque era muy bueno”

Si vuestra familia es creyente, esta frase puede ser tentadora, pero piénsala dos veces antes de decírsela a tu hijo o hija. ¿De verdad queremos que tenga la idea de que el premio por ser bueno es ser separado de su familia y enviado a otro sitio? Algunos niños pueden pensar que prefieren ser “malos” para quedarse con los suyos y otros sufren verdaderas crisis de fe planteándose qué clase de premio a la bondad es la muerte. Son pequeños y su entendimiento de la teología es limitado, así que mejor que decirles que se murió por ser bueno, quizá sería mejor algo de estilo de “como era muy bueno, ahora está con Dios y está muy feliz”.

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