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Agapita lleva toda la vida residiendo en Quintanilla del Coco y nunca había visto el pueblo como ayer. «¡Qué alegría!», exclamaba. Una hilera de jóvenes, y otros no tan jóvenes, comenzaban a desfilar en dirección a la plaza mientras la mujer les observaba desde su balcón. La M.O.D.A. lo conseguió de nuevo. La plaza y las calles próximas pronto se abarrotaron, y los gritos de los miles de seguidores se desataron cuando los chicos de la camiseta blanca saltaron sobre el escenario.
«Que ambientazo, nos encanta ver así esto, toda esta gente que ha venido además se da cuenta de lo que son los pueblos, y mirando a los alrededores también se puede comprobar todo lo que destruyó el incendio», comentaban Luisa y Felisa, de Castroceniza, desde el mismo ‘mirador’, que ofrecía una increíble panóramica de las miles de personas que acudieron.
Aún les cuesta a los vecinos recordar sin emocionarse el terrible fuego del pasado verano. Todo lo que lucharon les ha servido para estar más unidos que nunca. Y ayer tocaba disfrutar, darse una merecida alegría. El pavor que se vivió en el Arlanza por las llamas se convirtió con este multitudinario evento en pura magia. Mil demonios se me acercan susurrando; himnos de alergia a la alegría; como si la tristeza fuese solo mía; todavía no ha salido la luna. El grupo saltaba al escenario y la locura se desataba.
Impresionante aspecto de la plaza de Quintanilla del Coco durante el concierto de La M.O.D.A. – Foto: PatriciaUn auténtico cancionero llenó de vida y sentimiento los campos quemados. «Estamos flipando después de estar hace una semana en el Viña Rock, esto tiene algo que es mejor que todo, lo más emocionante que hemos hecho como grupo. Va más allá de lo nuestro», aseguraba, emocionado, el cantante David Ruiz sobre el escenario. Pocas palabras hacían falta para defirnir lo mágico del momento.
Apenas viven 18 personas durante el invierno en Quintanilla del Coco, de ahí la felicidad de todos al ver sus calles abarrotadas. Eso sí, Eva Alonso también reconocía que muchos llevaban un gran cansancio después de haber organizado todo a contrarreloj. Y la verdad que les quedó todo estupendo.
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