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Locals puede calificarse como un experimento llevado a cabo por el director sueco Måns Nyman con un guion en el que también ha participado junto al rapero Kristoffer Malmsten. Los protagonistas de este experimento son la ciudad de Estocolmo y el amor. La idea, en principio, no es del todo mala. A lo largo de parte de un día y una noche en un Estocolmo caluroso de verano se suceden pequeñas historias sin relación entre ellas, tan solo se dan el relevo tras coincidir en pantalla un momento alguno de los protagonistas en diferentes lugares de la ciudad. Cada una de las historias retrata diferentes parejas románticas o de amistad y de cómo afrontan en ese momento el amor, el desamor o el sexo. Todo conversaciones, poca acción. Unas historias mejores que otras. Unas interpretaciones mejores que otras.
El concepto recuerda a la comedia Slacker dirigida por Richar Linklater en 1990. Pero solo eso. El punto fuerte de Locals, o al menos el más publicitado, parece residir en que todas las conversaciones están rimadas. Por eso, durante toda la película hay una música vitalista acompañando a las escenas. Nadie rapea en realidad, pero todos riman. De ahí que un rapero sea el guionista. Pero es difícil percatarse de este logro en VOSE sin saber sueco. Por otro lado, al intentar ver lo que los críticos suecos han dicho sobre este experimento la balanza parece inclinarse hacia “prueba no superada”.
En realidad, este largo es una secuela de otro corto de 2019, Sonjas Grill, dirigido también por Nyman y con el mismo rapero como guionista. Un corto cuya sinopsis se presentaba como “una historia actual de una relación de pareja con versos de rap.” Es decir, que al largo le han añadido más historias cortas que al corto y ha salido Locals.
En esta comedia hay historias que merecerían más desarrollo y aunque se entiende su función dentro del conjunto, al final queda la sensación de que a la película le falta bastante para ser redonda. Por momentos, resulta entretenida, gente joven hablando sobre el amor y el sexo en este mundo de hoy. Algunos momentos cómicos, pero no hilarantes. Dependiendo de las expectativas con las que vaya uno, se deja ver, pero al final resulta insustancial, por más que estimemos la supuesta rima continua, de la que aquí no puedo opinar, y un climax final entre dos amigos que nos intentan convencer de que hay un meollo profundo en la suma de toda esta serie de historias. Hay que lamentar que no llega a tanto.
Al final, si uno hace caso al análisis que del amor y el sexo nos ofrece Locals es que aquí nadie ama ni folla en condiciones. Todas las parejas discuten o rompen o se quejan de un ex. Tampoco nadie parece poder llegar a acostarse con nadie. Eso puede ser lo más llamativo de la película, que en la era Tinder todo es un lío y un fracaso. Bonita comedia.
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