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Whatsapp, el sistema de mensajería instantánea más difundido en el mundo se ha convertido en una herramienta versátil con una amplia gama de utilizaciones. Desde la transmisión de mensajes breves para estar al tanto de la actualidad con amigos o familiares, hasta la posibilidad de enviar saludos de cumpleaños a la distancia, su utilidad abarca diversos aspectos de la comunicación moderna.
Aunque también uno de esos textos podría ser un dulce poema, dedicado a un amigo, amante o algún familiar al que le queremos recordar la adoración que sentimos hacia ellos.
Una escritora argentina con una extensa biblioteca de poemarios para dedicar por Whatsapp es Alejandra Pizarnik. Ganadora del Premio Municipal de Poesía, la ensayista, traductora, estudiante de artes de Batlle Planas y periodista publicó más de siete obras con los poemas más melancólicos, románticos, trágicos y surrealistas.
Los mejores poemas de Alejandra Pizarnik para dedicar por Whatsapp
Esta lúgubre manía de vivir,/esta recóndita humorada de vivir/te arrastra Alejandra no lo niegues.
Hoy te miraste en el espejo/y te fue triste estabas sola/la luz rugía el aire cantaba/pero tu amado no volvió.
Enviarás mensajes, sonreirás,/tremolarás tus manos así volverá/tu amado tan amado.
Oyes la demente sirena que lo robó/el barco con barbas de espuma/donde murieron las risas/recuerdas el último abrazo/oh nada de angustias/ríe en el pañuelo llora a carcajadas/pero cierra las puertas de tu rostro/para que no digan luego/que aquella mujer enamorada fuiste tú/te remuerden los días/te culpan las noches/te duele la vida tanto tanto/desesperada ¿adónde vas?/desesperada ¡nada más!
una flor/no lejos de la noche/mi cuerpo mudo/se abre/a la delicada urgencia del rocío
Sólo la sed/el silencio/ningún encuentro
cuídate de mí amor mío/cuídate de la silenciosa en el desierto/de la viajera con el vaso vacío/y de la sombra de su sombra
alguna vez de un costado de la luna/verás caer los besos que brillan en mí/las sombras sonreirán altivas/luciendo el secreto que gime vagando/vendrán las hojas impávidas que/algún día fueron lo que mis ojos/vendrán las mustias fragancias que/innatas descendieron del alado son/vendrán las rojas alegrías que/burbujean intensas en el sol que/redondea las armonías equidistantes en/el humo danzante de la pipa de mi amor.
Son mis voces cantando/para que no canten ellos,/los amordazamos grismente en el alba,/los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.
Hay, en la espera,/un rumor a lila rompiéndose./Y hay, cuando viene el día,/una partición de sol en pequeños soles negros./Y cuando es de noche, siempre,/una tribu de palabras mutiladas/busca asilo en mi garganta/para que no canten ellos,/los funestos, los dueños del silencio.
Cuando me miras/mis ojos son llaves,/el muro tiene secretos,/mi temor palabras, poemas./Sólo tú haces de mi memoria/una viajera fascinada,/un fuego incesante.
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