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Todo el mundo tiene algunos traumas de la infancia, algunos son más graves que otros, pero lo que hay que saber es que, incluso si crees que están en el pasado o que ya quedaron en el olvido, pueden afectar tu vida adulta de más maneras de las que piensas.
Los traumas no resueltos pueden afectar la autoestima, el amor propio e incluso el que te atrevas o no a pedir un aumento, pero también pueden llegar a afectar tus relaciones de pareja, con los amigos y con el resto de las personas que se cruzan por tu vida, y no necesariamente para bien.
Y es que los años de la infancia son los más formativos, ahí aprendes todo tipo de lecciones sobre cómo comportarse, cómo se ve una relación sana, cómo lidiar con tus propias emociones y muchas otras cosas más, que pueden ser de gran ayuda y que te permiten ir construyendo tu versión adulta. El problema es que, cuando lo que ves y vives no es tan positivo y cae en lo traumático, eso deja una herida abierta y profunda que puede ser la razón por la que te comportas de ciertas maneras.
Lo que dicen los expertos es que, mientras más joven seas cuando el trauma sucede, más impacta tu vida, aunque hay situaciones que tienen un impacto sin importar que tan pequeño eras.
¿Qué traumas de la inferencia afectan tus relaciones adultas?
De acuerdo con PsychCentral, el trauma de la infancia se refiere a “cualquier experiencia significativamente angustiosa a la que haya estado expuesto cuando era niño”, pero es importante mencionar que hay todo tipo de experiencias que pueden ser traumáticas, sin que lleguen a ser extremas o a caer en terrenos como el abuso sexual o la violencia. Cosas como no tener el apoyo y la atención de los padres también puede ser una causa de trauma, y puede ser diferente para cada persona.
Y no solo son los padres, pero son ellos los que pueden llegar a hacer cosas que causan muchos traumas en sus hijos, a veces sin darse cuenta o sin tener esa intención.
“El trauma infantil puede afectar las relaciones porque aprendemos sobre los vínculos emocionales a temprana edad. Entonces, cuando las personas de las que dependemos para sobrevivir nos lastiman o no están presentes, puede afectar la forma en que vemos la conexión humana”, dice el sitio.
Algunas situaciones que pueden causar trauma en la infancia y llegar a afectar las relaciones en la vida adulta son:
- Bullying en la escuela o en la casa
- Violencia doméstica o peleas constantes de los pares
- Negligencia emocional
- Abandono
- Separación o divorcio de los padres
- Una pérdida importante
- Inestabilidad económica
Estas situaciones pueden llevar a no poder confiar en los demás, a tener problemas para formar vínculos, para comunicarte, para expresar tus emociones y para sentirte seguro en tus relaciones. También pueden llevarte a sentir ansiedad y estrés, a evitar los conflictos por miedo al resultado, a tener una menor habilidad de sentir empatía y muchas otras cosas más, que pueden ser especialmente perjudiciales en las relaciones de pareja, y pueden empujarte al terreno de las relaciones tóxicas.
¿Cómo puedes sanar esos traumas de la infancia?
Terapia
Buscar una terapia psicológica es esencial, ya que es ahí donde puedes tener un espacio propio para analizar y entender tus traumas, reconocer cómo te están afectando y hablar sobre ellos, para comenzar el proceso de sanar y reparar.
La terapia puede llevarte a recordar o redescubrir muchas cosas, además de que te permite poner las cosas en perspectiva y trabajar en todas esas cosas que pueden estar teniendo un impacto negativo en tus relaciones personales.
Empieza a cuidar de ti mismo
Es importante que trabajes en ti mismo, en tu salud física y en tu salud mental, tomando el tiempo para atender diferentes situaciones que se puedan presentar (como una enfermedad o un tema de depresión o de sentir soledad), las cosas que te preocupan, que te alteran o estresan, tus horas de sueño, alimentación y la actividad física que haces en el día.
Al trabajar en ti mismo puedes desarrollar una mejor inteligencia emocional, aprender a establecer límites y a resolver conflictos de una mejor manera, además de que puedes entender de dónde vienen los problemas a los que te enfrentan, qué detona tus comportamientos problemáticos y a encontrar mejores soluciones. Por otro lado, tener salud física ayuda a que sientas menos estrés, a que tengas energía e incluso a que te relaciones mejor con los demás.
Busca la raíz
Es fácil culpar a otros de lo que estás sintiendo y de las cosas que salen mal, o creer que todo tiene que ver con un problema de química o de algún tema de la relación, pero hay muchas cosas que están conectadas con tus experiencias del pasado, y reconocer eso puede ser la clave para resolver esos problemas o no seguir repitiendo los mismos errores o patrones.
No te quedes con la causa aparente, busca que hay detrás, que te detonó o incluso qué recuerdos te vienen a la mente cuando piensas un poco. Esto abre la posibilidad de que tal vez el problema no es la relación y no eres tú, sino un tema que no está resuelto todavía y te lleva a sacar lo peor.
Comunicación
Por otro lado, PsychCentral asegura que también hay que hacer un esfuerzo por trabajar en la relación, en comunicar a la pareja o amigos cuáles son algunas situaciones que marcaron tu infancia y que ahora te afectan de muchas maneras.
Se trata de trabajar para fortalecer los vínculos y la conexión, trabajar en la confianza y aprender a hablar sobre todas esas cosas que te están afectando, para no dejar que te controlen por completo y que puedan llegar a destruir la relación. Cuando las cosas se hablan y hay una buena comunicación, entonces se pueden encontrar mejores soluciones.
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