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Tomar responsabilidad de actuar ahora sobre lo que depende de ti y quitar la atención de aquello sobre lo que no puedes hacer nada (ahora o nunca). En eso consiste esta filosofía de vida tan aparentemente sencilla de poner en práctica, pero que tanto cuesta
La teoría nos la sabemos todos: deberíamos centrarnos en lo que podemos cambiar y dejar de agobiarnos por lo que no depende de nosotros. El problema es: ¿eso cómo se hace?
La respuesta a esta pregunta nos la trata de dar la psicóloga María Martínez en ‘Vivir en modo kaizen: Siente el poder de hacer ahora aquello que depende de ti’ (Alienta).
Para descifrar este enigma convendría empezar por aclarar qué es el método Kaizen: “El Kaizen es una filosofía de vida. Es el arte de hacer pequeño y manejable lo grande y abrumador, sabiendo tomar la acción más pequeña posible sobre lo que AHORA depende de ti. Es introducir en tu vida pequeños cambios amables, que no te generen estrés, sufrimiento, ni sobreesfuerzo para, así, poder mantenerlos en el tiempo y generar esos grandes cambios sin darte cuenta”, explica Martínez.
Este pequeño gran milagro implica todo un cambio de percepción, “que aprendamos a ver las partes del todo, que valoremos aquello pequeño que ahora tenemos disponible para hacer y que sepamos (tengamos integrado), que sólo podemos actuar sobre aquello que depende de nosotros AHORA mismo. Y que JAMÁS podremos cambiar aquello que no depende de nosotros (lo que ocurre fuera de mí, lo que los otros piensan, sienten, dicen o hacen)”.
Así pues, prosigue, “cuando la filosofía se convierte en forma de vida, se habla del método Kaizen, o modo Kaizen y, para que todo esto no se quede sólo en saber intelectualmente, cree el ‘método Camino Kaizen’. Porque no se puede cambiar de mentalidad tan sólo leyendo. Necesitas un cambio a nivel subconsciente y eso es lo que se consigue tras hacer el Camino: que tengas integrada una nueva forma de percibir y de funcionar en todas las áreas de tu vida, para que sepas convertir cualquier situación en acciones pequeñas y manejables que poder sacar adelante sin estrés”.
Seamos sinceros: en medio de tanto método y tanta propuesta para alcanzar la serenidad, nos sentimos a medio camino entre el escepticismo y el agotamiento. ¿Qué distingue a Kaizen de otras propuestas similares y por qué nos puede ayudar a sentirnos mejor? “La verdad es que es totalmente diferente a lo que hay por ahí. Porque implementar la percepción Kaizen es construir unos nuevos cimientos sobre los que puedes edificar cualquier cosa. Es hacer una especie de limpieza mental para eliminar todo eso que lastra e impide ver con claridad. Es integrar lo que cualquier disciplina terapéutica, filosófica o corriente espiritual proponen como partida: tomar responsabilidad de actuar AHORA sobre lo que depende de ti y quitar la atención de aquello sobre lo que no puedes actuar (ahora o nunca).
Y esta especialista se dedica, precisamente, a guiar a quien así lo desee por esta nueva senda. “Me dedico a eso, a ayudarte a cambiar la tierra en la que siembras TODO en tu vida para que, después, lo que siembres, crezca. Porque mientras la tierra sea la misma, estropeada y sin nutrientes, da igual el dinero que te gastes en semillas caras, sólo conseguirás frustrarte y perder tiempo”.
¿Realmente, se puede poner en práctica en nuestra vida cotidiana o es otro ‘plan maravilloso’ incompatible con la realidad? “Esta pregunta me encanta. Creo que no hay nada más realista y TAN compatible con la vida como funcionar en modo Kaizen. De hecho, lo IMPOSIBLE es lo que hacemos ahora: ir de propósito en propósito echando mano constantemente del sobreesfuerzo y del estrés para poder llegar. Es como lo de ‘arrancada de caballo y parada de burro’. El Kaizen es lo natural para conseguir cualquier cosa en la vida. De hecho, es tan natural, que ya funcionamos en modo Kaizen para lo malo”.
En consulta, asegura “es muy habitual la pregunta de: ‘¿cuándo empezaste a sentirte así?’. A lo que la respuesta suele ser: ‘ni idea’. Porque llevamos tanto tiempo haciendo pequeñas cosas, pero de forma constante, que nos han traído hasta aquí, hasta el malestar actual, que no podemos ver cuándo comenzó. Y lo hemos hecho sin darnos cuenta”.
Llegado a este punto, “lo interesante es ponernos a funcionar de forma consciente de esa manera, pero con un objetivo que nos agrade y tomando las riendas. El Kaizen, básicamente, ayuda a actuar de una forma continuada sin desgastarte mental y físicamente. Como si funcionaras en velocidad de crucero”.
Todos llevamos a cuestas un saco muy pesado, pero no encontramos esas ‘gafas kaizen’ con las que ‘simplificar’ nuestra vida. ¿Qué hacemos, entonces, para verlo todo de otra manera? “Para eso, precisamente, cree el ‘Camino Kaizen’ en el que, a lo largo de 12 semanas de trabajo y acompañamiento en modo Kaizen (con ejercicios muy simples y directos al subconsciente), tu percepción se transforma y te haces tus propias ‘gafas kaizen’. Integras (es decir, que haces tuya, la sientes como natural) la idea fundamental del Kaizen: saber qué depende de ti y qué no depende de ti, para ser capaz de ponerte a actuar AHORA con lo que sí depende de ti”.
De todas formas, continua, “empezar por darnos cuenta de que lo que realmente pesa NO DEPENDE DE TI (no puedes actuar sobre ello ni cambiarlo), ya es una liberación“.
En el saco, está ‘lo que depende de ti’ y ‘lo que no depende de ti’. Eso lo podemos ver (casi) todos, pero… ¿Cómo nos centramos en lo que depende de nosotros? “No es tan fácil de ver… De hecho, lo tenemos bastante mezclado. De no ser así, no sufriríamos tanto por lo que los demás puedan o no pensar, no nos paralizaríamos por los ‘¿y si…?‘, y dejaríamos de sentirnos culpables por ‘aquello que no supe hacer mejor en el pasado‘. Nos han criado, en general, con frases como: ‘no hagas que me enfade’, lo cual hace que lleguemos a la conclusión de que yo soy responsable de tus emociones (y viceversa). Por eso, afinar el ojo es una de las partes fundamentales para cambiar las gafas de percepción”.
Entonces, una vez que sabemos “que no TE puedo cambiar (pero lo sé de verdad, lo que significa que no gastaré pensamientos ni energía en ese asunto), ni puedo cambiar las circunstancias, miro hacia mí y observo qué es lo que yo puedo hacer AHORA con lo que depende de mí en este momento. Nada más (y nada menos)”.
Este enfoque, sostiene, “te saca de cualquier enfado, bloqueo, frustración o sensación desagradable. Porque, a parte de ponerte en acción, lo hace demostrándote que tienes el control (cosa que no ocurre cuando quieres modificar lo que no está en tu mano)”.
Realmente, ¿somos capaces de mucho más de lo que creemos? ¿No suena esto, un poco, a proclama de Mr. Wonderful? “Bueno, para mí la creencia viene antes que la experiencia. Por lo que, conforme cambian tus creencias sobre el mundo, también cambian tus experiencias en él. El problema de la frase de “ser capaces de mucho más de lo que creemos’ es que en ocasiones se siente como una LOSA. Como si, además de todo lo que haces y llevas de carga, tuvieras que hacer más aún”.
Ella, por el contrario, es “más partidaria de la idea de que hacia donde te enfocas vas. Pero por una razón muy sencilla: no puedes ir a un lugar diferente del que estás mirando (tu GPS interno). Entonces, cuando no paras de darte cabezazos contra la pared, igual has de cambiar el enfoque. El enfoque que te da libertad es aquel que te permite actuar. Y sólo puedes actuar sobre lo que depende de ti. Entonces, si pones a tu GPS a mirar hacia ello, dejarás de lado todo el lastre, sin darte cuenta”.
¿De qué manera podemos mirar la vida a través de esas ‘gafas kaizen’ y conseguir que dejen de pesarnos tanto las cosas, de enfadarnos porque no nos van tan bien como nos gustaría? “Tú sabes que un huevo no te puede proteger de la lluvia. Por lo tanto, cuando llueve coges un paraguas, no un huevo. Y lo haces tan natural, porque es lógico y lo tienes claro, integrado. Ni te lo planteas. Pues bien, con el modo Kaizen es igual. Tú sabes que no puedes cambiar lo que te ocurre, ni lo que los demás piensan, sienten, dicen o hacen. Por lo tanto, ni te planteas actuar sobre ello o cambiarlo, lo ACEPTAS. Y, como sabes que de ti depende lo que tú piensas, sientes, dices o haces, pues miras hacia ello cada vez que algo ocurre en tu vida. Y te descubres poniendo límites (que sólo se pueden poner cuando sabes dónde terminas tú y empieza el otro), teniendo calma mental, siendo más productiva (en aquello que quieras serlo) y, sobre todo, te das cuenta de que eres LIBRE para elegir hacer o no hacer (sin que te condicione el entorno constantemente)”.
Según todo esto, que “algo dependa de ti, no significa que estés obligado a hacerlo; significa que tienes libertad para elegir qué hacer. Ya que, sobre lo que no depende de ti, lo único que puedes hacer es aceptar (y lo antes posible). Cuando sabes esto, tu vida cambia. Tu estrés se reduce al mínimo, tu mente se calma, tu ansiedad, los enfados, frustraciones, preocupaciones también re reducen muchísimo, y dejas de procrastinar (entre otras muchas cosas)”. Suena estupendamente… ¿Seremos capaces de ponerlo en práctica?
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