Muere María Jiménez a los 73 años: así fue la trágica vida de una folclórica indomable que se atrevió con todo

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La grandísima

María Jiménez ha muerto a los 73 años en su queridísimo barrio de Triana en Sevilla. Artista, folclórica, actriz y cantante, María Jiménez ha

fallecido rodeada de los suyos que han dado la noticia esta madrugada mediante un comunicado a Europa Press: «Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos, y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable».

En cuanto se ha conocido la triste noticia, han sido muchos los famosos que han querido tener un mensaje de recuerdo para la artista. Uno de los primeros era

el cantante Pitingo: «Tita María, ya estás con Dios y con tu amada hija, no me quiero imaginar la fiesta que se va a montar en el cielo». Otros rostros conocidos de la televisón como Toñi Moreno o

Bibiana Fernández también la despedían con frases como «se ha ido la reina, creo que ella en sí misma era un género».

Aunque

María Jiménez había vuelto a la música en 2020, con el último disco de su carrera, lo cierto es que sus apariciones públicas fueron muy escasas a partir de entonces. Hace un año presentó la Fundación María Jiménez, con el anterior alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, con la intención de ayudar a las personas que sufren la violencia de género y al colectivo LGTBIQ+.

Hace cuatro años que sufrió una

obstrucción intestinal que casi le cuesta la vida, hasta tal punto que, con el humor que le caracterizaba, María Jiménez dijo que había resucitado. Tras unos

meses apartada de la vida pública, hemos amanecido con la noticia de la muerte de la irrepetible cantante que se caracterizaba por una arrolladora fuerza escénica, una fuerte carga sexual muy adelantada para la época y un carácter indomable.

María Jiménez, una artista temperamental y con una salud frágil

María Jiménez ha dicho: «¡Se acabó!». Permítasenos recurrir al título de una de sus canciones más emblemáticas para despedir a una mujer de carácter indomable que ha muerto en su casa, como ella quiso, en Triana, rodeada de sus seres queridos, entre ellos

su único hijo, Alejandro, que estuvo firme como un soldado, sin separarse de su madre más de lo imprescindible para que estuviera sometida a los mejores cuidados.

Desde que hacía cuatro años María Jiménez sufrió una severa oclusión intestinal no volvió a ser la misma físicamente.

Sobrevivió milagrosamente, pues los pronósticos eran tan graves que ella misma manifestaba que había resucitado. Genio y figura regresó a la música con el disco 19 de su producción discográfica La vida a mi manera, que grabó para Universal, la multinacional de la que es presidente Narcís Rebollo, marido de Eugenia Martínez de Irujo, grandes amigos suyo, que incluso acudieron en varias ocasiones a visitarla a Triana después de su larga convalecencia.

María Jiménez tenía serios problemas de movilidad y en las últimas entrevistas televisivas se la veía más lenta de reflejos, pues era una mujer de

frase rápida y punzante, dotada de una ironía, un sarcasmo y un carácter muy fuerte que no le impidió, por ejemplo, llamar al programa ‘Sabor a ti’ que presentaba

Ana Rosa Quintana a soltarle una diatriba con cajas destempladas.

La cantante era así, temperamental e impulsiva, capaz de decir la vulgaridad más extrema sin que en ella sonase de mal gusto, y de arrancarse a bailar y a cantar como si estuviera poseída por un demonio interno que le hacía moverse por los escenarios con la garra de una mujer que

cantaba al despecho, al desamor y al dolor a chorros con una sensualidad desbordante, un enorme dramatismo y al mismo tiempo un sentido de empoderamiento femenino muy adelantado para la época.

María Jiménez y Pepe Sancho, una historia de amor intensa

Se casó tres veces con

Pepe Sancho, porque el suyo fue un amor apasionado, pero también irreconciliable, como la fórmula genérica que se utiliza en Estados Unidos para los divorcios en los que no se quiere entrar en más pormenores de la causa de la ruptura. María le acusó de malostratos en un libro que se titulaba Calla, canalla, en cuya portada aparecía con el traje de pavo real que creó para el disco de versiones de Joaquín Sabina, que supuso un segundo renacer en su carrera.

Pepe Sancho rehizo su vida con la escritora Reyes Monforte, mientras María seguía lamiéndose las heridas de una historia que le dejó

secuelas permanentes. Aun así el éxito a raudales de su vuelta a la muestra reinventando los temas más celebrados de Sabina con un éxito inusitado de crítica y público le devolvieron el esplendor y la alegría, la recuperaron como icono de la

comunidad LGTBI y le pondría como banda sonora de todas las fiestas con la canción La lista de la compra, junto a la Cabra Mecánica que, sin pretenderlo, se convirtió en una de las más icónicas de su carrera. Otro de los grandes a los que unió su voz en los últimos años fue Miguel Poveda, quien la reverenciaba.

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La suya fue una salud quebradiza en los últimos diez años pues también en 2013 le diagnosticaron un cáncer de mama que superó, pero pocas cosas podían doblegar a esta irrepetible artista, que tenía sello propio, que, como dijo

Paco Umbral de Raphael, estaba hecha a mano, no era producto del marketing y nunca interpretaba la misma canción de idéntica manera, algo que solo está al alcance de los genios.

La muerte de su hija le marcó el resto de su vida

La muerte de su hija Rocío en un accidente de tráfico en 1980 trastocó los cimientos de su existencia y superarlo fue como escalar el Everest. Vivió un proceso muy parecido a otra cantante contemporánea suya,

Concha Márquez Piquer, que perdió a la suya en circunstancias muy similares y que nunca dejó de tenerla presente.

Era fruto de una relación previa a Pepe Sancho, con quien sí tuvo a su único hijo, Alejandro, un hombre discreto y trabajador, que veló por los intereses de su madre, no solo artísticos, sino también personales y que también sufrió las consecuencias de esa

desastrosa relación de sus progenitores, en la que hubo demasiado amor y más desencuentros de los razonables.

María sí fue profeta en su tierra y se llevó los reconocimientos que se merecía en vida, más los que puedan llegar ahora a título póstumo. Recibió

la Medalla de Oro a las Bellas Artes que otorga el Ministerio de Cultura, el premio Andalucía Excelente a su trayectoria y la Medalla de la Ciudad de Andalucía.

Desde que lanzara en 1975 su disco María La Pipa su trayectoria fue ascendente, Lauren Postigo le dedicó un monográfico en Cantares, se convirtió en una de las mujeres más deseadas de España, e incluso se atrevió a meterles mano a las rancheras de José Alfredo Jiménez. Genio y figura.

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