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Fue el báculo inquebrantable, el muro de carga, el Don Latino para su Max Estrella, “el socio mejor, el músico más persona y el escudero más jodón”, como le decía su jefe al presentarlo en los conciertos. Siempre lo vimos dos metros por detrás de él, de Joaquín Sabina, y a su derecha. Pero hace nueve meses Joaquín le escribió un punto final al que parece que no le siguen dos puntos suspensivos, y tras la ruptura, una de las más sonadas del panorama musical español, Pancho Varona ha salido de la retaguardia, ha caminado con pie firme varios pasos adelante y se ha situado en el centro del escenario.
Por eso para su gira (en la que canta canciones compuestas junto al jiennense más temas propios, y de la que lleva este año 50 conciertos), elige otro signo de puntuación: el Punto y seguido. Ahora es su propio jefe, es el frontman. Encara los focos, asume el protagonismo, fondea hasta dar con algo revelador, decanta los pedacitos de gloria. Pancho no se ha quedado quieto. Pancho no es pancista.
Dice que no hubo ruido, ni tanto ni mucho. Que la última discusión con Joaquín Sabina pasó en otro siglo, en el año 95. Y que no llegó la sangre al río. En esta entrevista revela una frase del famoso mail con el que le despidió, pero también habla sobre el “tsunami de mensajes de cariño, amor y solidaridad” que recibió a partir de entonces y que le ha ayudado sumamente en el proceso. Un psicólogo podría encargarle la redacción de un manual del duelo perfecto, porque Pancho no se ha limitado a regodearse en el pasado y en la pena, los ha aprovechado para reformularse. Puede que sea el Carl Rogers del rock patrio.
Como oráculo, por cierto, tampoco tiene precio. Esta charla se dio una hora antes de que el Rey decidiera candidato para la investidura, y Varona lo acertó. También dijo que cree que iremos a segundas elecciones. Esperemos que en eso no acierte el músico, que ahora estrena Pájaro Herido, un single en solitario en el que frasea: “Simplemente dejé que te fueras, no hubo gritos ni escenas macabras…”. Y, aunque lo parezca, el verso no encierra un dardo para su otrora jefe: “Esa letra es muy anterior a nuestra crisis, por así decirlo”. Le canta entonces a la vida, porque la vida le tiene arrobado, e infinitamente agradecido por las oportunidades que le brinda. Con todos ustedes, Pancho Varona:
P.- Le pillo de breve descanso, ¿no?
R.- Sí, soy una persona con suerte y estoy trabajando muchísimo. Es muy cansado, pero es muy bonito. Acabo de venir de viaje hace un par de horas y me voy otra vez el viernes, estoy así todas las semanas.
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P.- ¿Cuántos conciertos lleva con Punto y seguido?
R.- Puf, este año he hecho ya unos 50, en medio año. Puedo terminar el año con cerca de 100. Estamos haciendo unos 8 o 10 al mes. Una barbaridad, increíble. Y además con mucha suerte, porque he visitado México en lo que va de año, Uruguay, Chile, Argentina… Es una época de mi vida de conciertos preciosos.
P.- Hablemos de ese Pájaro Herido, pero no abatido, ¿no?
R.- No, ¡qué va! El pájaro está más vivo que nunca, está volando libre y hermoso por ahí, lejos. Lo está escuchando mucha gente y todas las críticas que me han llegado son maravillosas, excepto un tío que un día me dejó en redes un mensaje que decía simplemente ‘muy mal’, nada más.
P.- Así, sin argumento.
R.- Sin argumento, y luego todos los demás comentarios son maravillosos, así que estoy encantado, y muy feliz de volver a meterme otra vez en el mundo de la composición, de la grabación, de enseñar canciones a la gente.
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P.- ¿Se está cocinando un disco?
R.- No es exactamente un disco… Yo prefiero ir componiendo y soltando. Luego dentro de un par de años, por ejemplo, si las canciones que he ido enseñando le han gustado a la gente, puede que las junte y haga un disco, pero en principio el proyecto no es discográfico; es musical simplemente.
P.- No sé si le ha dicho alguien que en un momento del vídeo se parece muchísimo al actor Gonzalo de Castro. Parece que se hayan fusionado.
R.- ¿En serio? (Ríe con recato). No me lo ha dicho nadie, pero es un piropazo, muchísimas gracias.
P.- Habrá quien crea que la letra del single contiene un mensaje para Joaquín, por aquello de “Simplemente dejé que te fueras, no hubo gritos ni escenas mácabras…”.
R.- No, porque mira, yo soy músico más que letrista. Cuando me quedé sin las letras de Joaquín para hacer canciones, recurrí a un par de amigos que tengo en Córdoba, que son muy buenos letristas. Y esa letra es de ellos y tiene muchos años, es muy anterior a nuestra crisis, por así decirlo. Así que no tiene nada que ver, pero puede sonar y es divertido que haya gente que piense ‘uy, éste se lo está contando a Joaquín’. A mí me gusta, me produce ternura.
P.- Es que está todo el mundo living, como dicen los modernos, con esta historia vuestra.
R.- Ya, yo no sé, son cosas que pasan, vueltas que da la vida… Lo que me gusta de esta historia es que me ha reactivado, porque yo estaba un poquito acomodado, ¿no? Yo pensaba ‘ahora Joaquín trabaja con Leiva, así que que compongan ellos y yo me dedicaré a tocar en directo lo que hagan’. Pero al terminar todo he decidido relanzar esa parte de mi vida de hacer mis propias giras y mis propias canciones, y estoy pasando un momento muy divertido en el que pienso letras, pienso músicas, estudios de grabación, productores, lanzamientos, posibles viajes… Estoy siendo mi propio jefe, y me gusta en este momento de mi vida serlo.
P.- Usted siempre habías ocupado un segundo plano, a la derecha según le veíamos nosotros, de Joaquín. ¿Cómo es ahora ser el frontman?
R.- Es muy bonito porque vosotros me veis a la derecha, pero yo estoy a la izquierda, ¿sabes? (ríe). Yo lo estoy viviendo muy bien, estar dos metros detrás y a la izquierda es una postura muy cómoda, en la que ves la vida pasar. Ahora estoy en el centro del escenario con el foco apuntándome y, aunque yo no he servido nunca mucho para eso, lo estoy disfrutando. Mi postura ideal en la vida es la otra, pero si tengo que empezar a vivir así, voy a intentarlo y a hacerlo lo mejor posible.
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P.- A mí lo que más me ha llamado la atención es que siempre has mantenido una postura nada beligerante en todo esto. Muy deportiva. ¿No tiene ni una mijita de rencor humano?
R.- He intentado guardar una postura lo más elegante posible, lo más amable y agradecida. Y hay gente que en eso ha visto mala intención, fíjate qué curioso. Siempre hay una parte que uno se calla, en la que te duele más de lo que parece, pero eso no es una postura constante, son momentos aislados. Por ejemplo, el primer concierto que dio Joaquín sin mí, que creo que fue en Costa Rica, ese día estaba muy dolido, pero luego enseguida se me pasa. Y realmente no lo he pasado tan mal como pensaba, me va todo bastante bien y mi postura de intentar ser lo más elegante posible la voy a llevar hasta el final todo lo que pueda. Sólo la cambiaría en caso de que Joaquín un día se decidiera a hablar y no me gustara lo que cuenta.
P.- ¿Y crees que haría eso, conociéndolo?
R.- No, no, no creo. Porque a Joaquín imagino que no le apetece meterse en ese lío, o porque puede que piense que no es tan importante, o también porque es bastante cobardón para esas cosas.
P.- Él mismo lo dice, en el documental de León de Aranoa.
R.- Sí, sí, yo he conocido varios problemas con músicos o con gente por despidos, movidas… Y él siempre ha delegado en otra persona y ha querido no estar al frente de la situación, sino en un segundo plano. Fíjate, Joaquín todos los años cuando sale de gira da una rueda de prensa, se junta con los medios y les explica. Este año no ha habido rueda, y a mí me ha extrañado mucho. Si te digo que pienso que fuera en parte por mí, a lo mejor me estoy dando demasiada importancia, ¿no? Pero me da la impresión de que puede que no le apetezca nada que le pregunten cosas que no le van a gustar.
P.- A mí me cuadra. Al final él sabe que los periodistas se lo íbamos a preguntar. Todo el mundo está deseando preguntárselo.
R.- A mí me encantaría que se lo preguntéis a él, a ver si me entero de algo (risas), porque yo no tengo una razón clara de por qué he sido despedido. Hay unas razones vagas en el mail que me mandó, pero realmente no hay un motivo claro. Porque además yo la última visita que hice a Joaquín en su casa fue hace ya un par de años o así, y él me prometía una gira feliz, etc., etc. Todo estaba bien y de repente dejó de estarlo. Yo insistí en ir a verle y no se me recibió en esa casa.
P.- ¿Sí le encaja, al menos, que lo escribiera él, ese mail? Sé que el contenido no lo quiere contar, pero ¿sí le cuadra que lo escribiera él de su puño y letra?
R.- No estoy seguro. No estoy seguro. Hombre, yo reconozco en ese comunicado una frase que sí la veo muy suya, cuando dice… Esto no se lo he contado a nadie, te lo voy a contar a ti por primera vez: ‘Esto no es una crisis, esto es un divorcio’.
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P.- Vaya.
R.- Eso lo dice Joaquín en el mail y noto que es de su puño y letra porque esa frase es muy sabinera. Ahí le he reconocido, pero en el resto del mail yo no le reconozco, sinceramente, me da la impresión de que se lo han redactado, pero no sé…
P.- Si sucediera, Pancho, si Joaquín le llamara, ¿tendría aún los brazos abiertos para él?
R.- Yo los tengo abiertos a juntarme con él, a que charlemos, a darnos un abrazo, por supuesto. Y a mí no hay cosa que más me guste que hacer una gira con Joaquín. Imagino que todo volvería a estar bien, pero no te imaginas lo difícil que es eso, por no decir imposible, porque Joaquín es una persona a la que le cuesta muchísimo dar su brazo a torcer, una vez que toma una decisión de este tipo es inflexible.
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P.- Es que es importante en cualquier tipo de ruptura saber el motivo. Si no, elaborar el duelo es mucho más complicado.
R.- Sí, bueno, mira, yo he recibido tantísimo cariño… Cuando recibí ese mail yo estaba en México, estaba con Los Secretos, haciendo una gira con ellos. Imagínate si tengo suerte, en vez de pasarme en un lugar horrible, yo solo, pues estaba en México con ellos. Y cuando conté lo que había pasado en Twitter, la gente me mandó tanto cariño que estaba abrumado, hubo un tsunami de mensajes de cariño, amor y solidaridad, que es lo mejor que me ha pasado en la vida seguramente. El duelo no ha sido tan duelo, entonces. He salido muy reforzado de esto y encima me he enterado de lo que la gente me quiere; y ése es mi patrimonio.
P.- A mí fíjate que una de las cosas que más me han dolido de mis rupturas es perder de algún modo también el entorno de mis parejas. A mí me solía gustar estar con sus amigos. ¿Le ha pasado?
R.- Totalmente, totalmente. Me da mucha pena, pero realmente ha habido un posicionamiento extremo y radical con Joaquín, yo no sé de dónde viene el adoctrinamiento para que de repente esa gente con la que tenía una relación excelente ya apenas la tenga. Es cierto que he perdido relación con el entorno de mi ex (ríe), ¿lo puedo llamar mi ex yo también, no? Pero también he tenido opiniones al contrario, gente que me ha dicho que está conmigo a muerte, y me han emocionado sus mensajes. Me siento muy bien pagado.
P.- Le iba a preguntar por eso, porque leo en redes a gente que dice que ya no va a ir conciertos de Joaquín por haber roto contigo. ¿Se lo han dicho a usted también?
R.- Sí, me han llegado bastantes mensajes de ese tipo. Además es que Joaquín no sé qué le ha pasado conmigo, le ha pasado algo serio conmigo de lo que yo no soy consciente…
P.- ¿Nunca tuvieron una gorda de esas que surgen a veces? Como para decir: ‘Bueno, viene de ahí’.
R.- Nunca, absolutamente nunca. Yo siempre lo cuento y me da la risa contarlo, porque la única discusión que hemos tenido fue en el año 95, por un problema de producción ejecutiva y producción artística. Joaquín me pedía que hiciera una cosa y yo le decía que eso pertenecía a la producción ejecutiva, y él me decía que tenía que hacerlo. Y tuvimos un desencuentro, nos enfadamos un día y al día siguiente volvimos los dos rodillas pidiéndonos perdón, una tontería, ¿no?
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P.- Desde el año 95, que se dice pronto…
R.- Es todo muy raro. Yo imagino que le han puesto la cabeza como un bombo.
P.- ¿La banda? Porque usted tuvo jarana previa con la banda, ¿no?
R.- Sí, yo tuve problemas con la banda por problemas de agenda y de trabajo. Yo trabajaba muchísimo y ellos trabajaban bastante poco. Pretendían que yo trabajara menos para trabajar más con ellos, y eso nos fue distanciando un poquito. Pero yo no pensaba que la cosa fuera tan lejos como para que pudieran ir a lo mejor a casa de Joaquín a decirle ‘o Pancho o nosotros’, como alguien me dijo que hicieron. Y pienso que dentro de la banda yo tenía algún amigo por el que hubiera hecho lo que fuera.
P.- ¿Por Antonio García de Diego?
R.- Por Antonio. Por Antonio me hubiera partido el pecho en cualquier circunstancia para defenderle, y él ha optado por no hacerlo.
P.- ¿Y no ha tenido tampoco una conversación con él?
R.- No, hemos tenido unos mensajes por WhatsApp tibios, no hemos ahondado en el tema.
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P.- Bueno, hablemos del presente. En el presente está cogiendo el timón con fuerza, y componiendo otra vez. Así que quería preguntarle cómo nace una canción.
R.- Cómo nace una canción, eso es muy complicado… Muchas veces nace por una frase ingeniosa. Yo tenía desde hace muchísimos años un verso que decía ‘la noche que robamos los pinceles salimos a pintar Montevideo’. Dos versos dedicados a Uruguay. Y justamente ahora que me junté con los cordobeses y con Esther, mi mánager, entre los cuatro terminamos esa canción. Yo le puse música, está en la recámara y será una de las que saldrán próximamente.
Otras veces sale porque tienes una música o un ritmo en la cabeza que te llama mucho la atención. Nunca sabes de dónde sale, pero siempre suele salir de muchas horas de trabajo. La inspiración es una cosa que no existe o sólo tienen acceso a ella unos pocos privilegiados, yo me baso más en las horas de trabajo.
P.- Me gusta esa frase. También podría ser el comienzo de una novela, es muy narrativa. ¿La ha cantado ya?
R.- Sí, cuando estuve hace un par de meses en Montevídeo pude cantarla. Y la gente estaba emocionada, encantada. Pero claro, yo no soy Joaquín Sabina, mis canciones tienen una repercusión muy limitada, muy pequeñita, aunque para mí es enorme. Pero claro, no es una canción que se haga viral porque no soy un Sabina, o un Serrat.
P.- Como dice, para usted esa repercusión es enorme. De Joaquín recuerdo el comentario de que nunca se ha sentido más triunfante que en La Mandrágora, en ese sitio tan pequeñito.
R.- Claro, efectivamente, La Mandrágora era el lugar de los sueños. Yo estos días estoy tocando en salas tipo Mandrágora, no tan pequeñas, pero ayer toqué para 200 personas en una terraza de Ledesma, en Salamanca, y me sentía como en un estadio con 15 mil personas. Yo estoy muy agradecido a cada persona que compra una entrada, se acerca a verme y pasa conmigo dos horas.
P.- Hablando de canciones: nacieron unas cien junto a Joaquín. ¿Tiene alguna hija predilecta?
R.- Hay varias, y por motivos diferentes. Una de mis favoritas es Ruido, que me encanta por la tristeza que tiene. Otra es Si amanece por fin, que me gusta más por la producción, por cómo suena en el disco. Peces de ciudad tiene una magia especial. Te podría poner esas tres como ejemplo de lo que más me gusta. Puede que estén en mi top 5.
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P.- Por coger la que coincide con una de mi top 5 también, Peces de ciudad, ¿recuerda el proceso de composición?
R.- Sí, perfectamente. Estábamos Joaquín y yo en un hotel en Lima, en el hotel Bolívar. Habíamos viajado para inaugurar el gran parque de Lima, invitados por el ayuntamiento, y viajamos los dos solos con dos guitarras. Una noche estaba yo componiendo en mi habitación y se me ocurrieron unos acordes, una musiquilla interesante, tipo vals, y me acerqué a la habitación de Joaquín y se la enseñé. Le encantó y empezamos a escribir. Y ahí salió Peces de ciudad, esa noche en la que vimos amanecer y en la que Joaquín y yo nos abrazábamos cada vez que escribía un verso brillante, que eran todos. Y fue muy bonito. Te repito de nuevo: soy una persona muy afortunada. Yo todos los días doy gracias a algo o a alguien, porque me haya permitido llevar la vida que llevo.
P.- Oye, con tanto trajín, ¿le da tiempo a seguir la actualidad, Pancho? Que tenemos una montada tremenda, esta semana además con lo del Rey…
R.- Sí, yo sigo la política con pasión, y me encanta ver tertulias en televisión, leer el periódico mientras desayuno tranquilamente en mi casa todos los días a las 7 de la mañana, oír la radio. Devoro actualidad.
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P.- Y usted qué dice, ¿nos ponemos de acuerdo o vamos a segunda vuelta?
R.- Uf, no creo que nos pongamos de acuerdo… Hoy decían que si había segundas elecciones sería entre Nochebuena y Reyes (ríe) -lo dice antes de que se sepa que la investidura de Feijóo se dilata hasta el 26-27 de septiembre-, y me dio un ataque de risa pensando que sólo faltaba que fueran el 28 de diciembre, el día de los Inocentes. Pero creo que sí va a haber repetición electoral porque es muy difícil llegar a los 176, al número soñado.
P.- ¿Qué tal se lleva con la Monarquía?
R.- Sí, mira, yo no soy monárquico, pero estas cuatro personas de la Familia Real me encantan sinceramente. A mí me da mucha ternura el matrimonio y las dos hijas, los demás me dan igual, pero ellos me parecen gente estupenda.
P.- Y musicalmente, ¿a quién admira ahora en el panorama nacional?
R.- Me gusta mucho una banda que se llama Santero y Los Muchachos. Me gusta mucho Zahara, que es además una persona muy querida por mí, casi una sobrina. Me gusta Guitarricadelafuente, y hay mucha gente que me interesa. Aunque nunca nada va a superar a los Beatles, que es la música que me vuelve loco.
P.- ¿Cómo pudieron hacer para que siempre haya algo nuevo en una canción que hemos escuchado tropecientas veces?
R.- Claro, yo pongo un tuit recurrente y es “todos los días escucho a los Beatles, todos los días me hacen feliz, todos los días aprendo algo nuevo”, y las tres frases son ciertas.
P.- ¿Y de Literatura? ¿Estás leyendo algo?
R.- Sí, últimamente me he embarcado en un libro que me está costando terminar, porque es una biografía de Elvis Presley que tiene 1.200 páginas. Llevo ya 800 y todavía no se ha casado con Priscilla (ríe), así que no sé cómo la voy a acabar, pero lo haré. Me encantan las biografías. Pero no tengo tanto tiempo para leer, y los teléfonos son una mierda, te quitan capacidad y tiempo para leer.
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P.- Leía hace un ratito un titular de Bunbury en el que decía que la vida es eso que pasa mientras tenemos el móvil en la mano.
R.- Totalmente, es desesperante pensar que no sabemos vivir ahora sin ese objeto. Yo estoy bastante unido a mi teléfono, y me da rabia, me gustaría que no me pasara, pero reconozco que me está pasando.
P.- A mucha gente. Ayer Lichis subía una publicación despidiéndose, diciendo que tenía un problema de adicción.
R.- Sí, en Instagram, ¡lo vi! A Lichis le gusta dejar mensajes muy largos en Instagram, escribe muy bien, son cosas muy sensatas y muy locas al mismo tiempo. Es otro de mis favoritos.
P.- ¿Cómo es la música a los 66, Pancho? Cómo la vive, ¿le sigue poniendo nervioso o es otra cosa?
R.- Sí, me da el nervio bueno. Siempre te dicen que hay un nervio bueno y un nervio malo, el nervio bueno es el hormigueo en el estómago, las ganas de salir a cantar. Me sigue sucediendo y me gusta.
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P.- ¿Y el amor? ¿Cómo es el amor a los 66 años?
R.- Estupendo. Estoy pasando una época estupenda en mi vida. La vida me sonríe en todos los aspectos, y sentimentalmente también estoy en un momento muy bueno. Todos los días me invento una vida nueva, y eso me parece maravilloso.
P.- Dos últimas preguntas, relacionadas. ¿Qué le pides al nuevo curso?
R.- Tranquilidad. No tener sobresaltos (ríe). Eso es lo único que le pido. Te lo digo de verdad. Cosas buenas siempre apetece que te pasen, y me pasan constantemente, pero no quiero que me pasen cosas malas. Lo único que le pido a la vida es la salud, que siga funcionando, la mía y la de mis seres queridos.
P.- ¿Y a los años venideros?
R.- Canciones, imagino. Me he vuelto a emocionar mucho escribiendo canciones. Me gustaría, cuando se me acaben las giras porque la salud ya no me deje o el cansancio sea grande, quedarme aquí en mi casita con mis aparatos y mi ordenador y poder seguir grabando y escribiendo canciones y que a la gente le gusten y las reciban como han recibido Pájaro Herido, por ejemplo. Ése es mi sueño.
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