Peri Rossi vuelve a los versos de amor

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La escritora uruguaya Cristina Peri Rossi regresa a la poesía amorosa con inusitada intensidad en ‘Las replicantes’

En los últimos versos de un poema titulado La barca de las palabras se las invoca así: «animalitas tiernas o severas / dulces o imperiosas / tan huidizas como tú / y que atrapo con el cepo de la memoria». Se refiere a las palabras que tejen esa balsa en la que se mece la soledad de yo poético. Y la cuestión no es baladí, porque con ellas no sólo se construye o teje la pasión, sino que tal vez de ellas trate el tema de todo el poemario e incluso a ellas también refiera su título: Las replicantes (Cálamo).

«A las mujeres se las seduce con la palabra; a los hombres el deseo les entra por la mirada, eso es lo que dicen los neurólogos», concede Cristina Pero Rossi, de ella se trata y de su último e intensamente apasionado poemario. Y la concesión es doble porque también reconoce que las replicantes son esas animalitas con las que trabaja; no sólo los fantasmas o evocaciones de pretéritos amores que se actualizan en todo amor último. Y el género de esas escurridizas bestezuelas también es importante, porque el amor al que le canta y hasta a veces plañe la narradora y poeta hispano-uruguaya ganadora del Premio de Poesía de la Fundación Loewe 2009 por Playstation es, por supuesto, el amor lésbico.

No en vano la poeta se representa a sí misma en esta pieza citada como una amante Scherazade que administra con sabiduría esas mismas palabras para cautivar a la esquiva amada, una implacable sultana que las despeña finalmente en la fugacidad del amor. Y la identidad, siempre cambiante de esta última es lo de menos, sin duda. De allí el título de la colección que invita a pensar en la famosa versión de celuloide de una novela de Philip K. Dick. «No podemos disociar el amor actual de amores anteriores, y uno se pregunta a quién cree que le dice te quiero, al amor que evoca o al anterior que evocó entonces, en una larga cadena de replicantes», explica la autora. Y quizá el eslabón originario de esa larga cadena sea la madre, concede a regañadientes sin querer entrar en el territorio psicoanalítico.

Lo curioso del caso es el intenso lirismo que despliega la autora de Habitaciones privadas (2012) con unos poemas tan radicalmente narrativos. Al extremo de que no sólo pueden leerse cada uno como pequeños relatos en verso, sino que dialogan entre sí e hilan una trama que acaso también pudiera ser de una breve novela. Cosa que sorprende, aunque también tuviera su componente narrativo el citado poemario Playstation, porque se trata de una voz que se aleja un gran trecho de la «exaltación alegórica» de antiguas colecciones de poemas como Babel bárbara (1990). «A veces puedo ser muy narrativa. Siempre he aspirado a que cada libro sea diferente, y cada libro tiene que encontrar su propia voz», reconoce. Y ese es otro detalle importante, porque al igual que la cuentista Peri Rossi jamás escribe un relato suelto, sino dentro de un libro concebido, tampoco la poeta deja versos sueltos. «Y el orden también es significativo, lo que no quiere decir que los escriba en el orden en el que finalmente se presentan», aclara.

De allí la ilusión de una línea argumental o trama que encierra Las replicantes, como si de una novela se tratara. Y si realmente lo fuera, quizá su tema no sería otro que la distancia amorosa. «Amor es la reducción mínima del abismo que hay entre dos personas» es una cita de autor desconocido y el verso justamente reiterado de Distancia. «Toda reflexión sobre la pasión es en definitiva una interrogación sobre la distancia», dice Peri Rossi, recordando los dos extremos entre los que se debate el deseo, la completa fusión en el amado y el miedo a la invasión del espacio vital o la pérdida de la identidad.

En todo caso el recorrido narrativo que plantea Las replicantes va de «la evocación de un amor ausente» en cierta playa mediterránea «contrastada a la realidad de los cuerpos de la prostitución de carretera», aclara la poeta, «a la agonía del amor y el deterioro físico», completa. No en vano el box número siete de cierto hospital barcelonés es el telón de fondo de las últimas composiciones. Un escenario que tiene mucho de autobiográfico y Peri Rossi no lo esconde. «Eros y Tánatos se dan la mano».

Si a los 74 años la autora a la que la Universidad de Sevilla le dedica en estos días el cuarto y grueso volumen monográfico de su colección Escritores del Cono Sur (antes dedicados a Juan Gelman, Ricardo Piglia y Enrique Lihn) es capaz de amar así sobre el papel impreso, no tiene por qué avergonzarse de sus inevitables achaques.

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