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La cadena de hamburgueserías Vicio ha inaugurado hace poco sus nuevas oficinas en pleno centro de Barcelona, en el barrio de Gracia.
Y lo ha hecho a lo grande. El nuevo cuartel general de la empresa se ha instalado en un antiguo teatro, con una superficie de 1.100 metros cuadrados repartidas en cuatro plantas y un cuidado diseño, como informaba El Economista.
Los empleados que trabajen en estas instalaciones podrán disfrutar de cómodas salas de reuniones, áreas de trabajo flexibles y hasta una cafetería, igual que en muchas de las modernas oficinas de las empresas más punteras.
Pero lo que más llama la atención de estas nuevas oficinas es el denominado ‘Playground’, centro neurálgico del proyecto y hacia el que converge todo. Se trata de un espacio central con una amplia mesa, una zona escalonada, una estación para que un DJ pueda pinchar música y un área de proyección. Y dominándolo todo, dos gigantescos toboganes que enmarcan a una enorme ‘V’, logo de la compañía.
El objetivo de este ‘Playground’ es fomentar la colaboración y la creatividad, ofreciendo a su plantilla un espacio donde la inspiración fluya libremente.
Este concepto de oficina no es nuevo. Las grandes empresas tecnológicas lo pusieron de moda en sus sedes de Silicon Valley, equipadas con toboganes, mesas de ping pong, futbolines, videoconsolas, gimnasio…
Y también ha ido calando aquí. Por ejemplo, las oficinas que Google abrió en Madrid cuentan con cuartos de descanso, pufs y sofás, salas de juego con futbolín, Xbox, mesas de billar de ping pong, máquinas de café y de comida gratuitas, etc.
Otras oficinas de Google en el mundo también disponen de toboganes para bajar de una planta a otra, piscinas, etc. Además, sus empleados pueden disfrutar de servicios como dentista, gimnasio, sesiones de yoga, etc.
La empresa de ecommerce tarraconense Prat Brands también dispone de toboganes en sus oficinas, tal y como contábamos en EMPRENDEDORES. Pero no es sólo eso, sino que también dispone de guardería, una pista de pádel en la terraza, futbolín, servicios de nutricionista y psicólogo, etc.
Según explica Mireia Calvet, CEO de la empresa, se trata de crear un ambiente propicio para trabajar, lo que permite a su plantilla “no sólo intercambiar un servicio a cambio de un salario, sino un proyecto más a largo plazo, un propósito a nivel vital”.
¿Han cambiado las oficinas?
Sin embargo, este tipo de oficinas parecen haber pasado a mejor vida. Por un lado, algunas empresas que tenían plantillas muy jóvenes se están dando cuenta de que sus empleados se han hecho mayores y ahora tienen otras necesidades.
Ya no sirve con poner toboganes, mesas de ping pong o videoconsolas, sino que los trabajadores tienen familia y valoran más los cheques guardería, planes de pensiones, un seguro de salud, flexibilidad laboral, teletrabajo, ayudas para cuidar a los hijos o a sus propios padres, etc.
La pandemia y la irrupción del teletrabajo también puso en tela de juicio la necesidad de esas grandes oficinas, que se han convertido en un gasto excesivo si buena parte de la plantilla está desempeñando su labor desde casa varios días a la semana.
Esto no quiere decir que las oficinas físicas vayan a dejar de existir, ni mucho menos. Sin embargo, ya no se busca tanto que sean entornos ‘divertidos’, sino que se intenta crear espacio de colaboración y comunicación.
De este modo, triunfan las oficinas que combinan las zonas abiertas con salas de reuniones o de trabajo donde sea posible tener una mayor privacidad y concentración cuando la tarea así lo exija.
Asimismo, en un contexto de trabajo híbrido, es necesario que las salas de reuniones estén equipadas con tecnología que permita que quienes participan lo hagan en igualdad de condiciones, sin importar si están en la misma sala de reuniones, en su casa, en otro punto de la oficina, etc.
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