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Quiso enero traer verdades en la mano, y remurmuros locales por las esquinas, desde la plaza Alta al arco del peso, hasta Puerta de Palmas y Santa Marina, y un baile de niebla y venganza bastarda, que asusta y sorprende a los paseantes. Vestir el aire.
Llegó enero apadrinando respetos, con su requiebro nos fue empujando al albero del silencio, con su rúbrica y su quietud nos dio un pase embirlotado y garboso para meternos de lleno en el quirófano de los recuerdos, donde nace la luz y la vida.
Enero nos hace asomarnos al desván del ayer, para revisar retratos en blanco y negro que teníamos en el olvido.
Llega, dicen, acunando sueños de progreso y libertad, ya veremos si luego Rufián y compañeros independentistas, separatistas y filoetarras (que tanto nos odian) ponen las condiciones, nos marcan el camino y habremos de pagarles el peaje, hasta con intereses. Ya saben, otra vez patada en la alambrera del brasero, porque aquí nada más que se calientan unos, y otros pasan siempre frio.
Cuánta pesadez con el feminismo de manual, que si reyes y reyas, magos y magas, pajes y… uf. También cansancio, con el culebrón entre el Nobel Vargas Llosa, un grande de la literatura a pesar de todo, y la reina de la porcelana (algo resquebrajada ya). Esto sí es realismo, casi mágico, pero en la telebasura, nos libre Dios.
Seguimos abrazando la esperanza, la mirada quieta, el cansancio y la nostalgia en el horizonte, con alguna risa en la distancia. Tiempo de refranes de invierno, y de dichos.
Llegando San Vitoriano, el carámbano en la mano
Por san Arcadio y san Nazario no tiene nada de extraño que los montes estén ‘toos’ de blanco
Más discurre un hambriento que cien letrados
Mujer hermosa, viña e higueral, muy malos son de guardar
Pasó la Navidad, y hemos comprobado que cada vez se pierden más las costumbres; no se pide ni el aguinaldo cantando villancicos, comer y beber o hacer botellón (ensuciar) es lo que importa. Nos llenan ventanas o balcones de esos gordinflones rojos que llaman Santa Claus o Papa Noel, que en su tiempo fue llevado por emigrantes holandeses a Estados Unidos, y que luego nosotros, como otras tantas costumbres desnortadas, abrazamos con viñera lastima. Así olvidamos otros personajes tan nuestros, de fuerte personalidad, como la Dentona. (Ya nos explica Félix Barroso en su muro, otro día lo contaremos).
Tenemos que seguir cerrando las puertas de Badajoz para que el arte no se escape. El 3, presentación del libro ‘Poemas para Gloria’, de Francisco José Audije, con ilustraciones de José Manuel Gamero, presentado por Javier Feijóo en El Obrador, espacio de creación artística de la calle Santo Domingo. No pude asistir porque a la misma hora, en otro sitio, me escribían en el bajo vientre renglones de silencio, que sumaron cicatrices en el aire. Pude comprobar el talento y el buen hacer de cirujanos y cirujanas jóvenes (esta vez sí) como por ejemplo el doctor Gómez Martín y la doctora Román Pons, así como su equipo, y personal de la planta segunda del Universitario. Al César lo que es del César.
Se nos marchó de repente el escritor Domingo Frades Gaspar, destacado defensor y estudioso de la fala extremeña. Era miembro correspondiente de la Real Academia Gallega desde 2004.
Nació en San Martín de Trevejo (Cáceres) aunque vivía en Badajoz desde hacía más de 40 años, donde fue funcionario o agente de extensión agraria del Ministerio de Agricultura. Fue presidente de la asociación de vecinos de Santa Marina entre 1982 y 1987.
Colaboró en la formación de varias entidades culturales, como la asociación ‘Fala i cultura do val do rio ellas’, y organizó eventos como el congreso de fala en Valverde del Fresno. Escribió varios libros sobre la lengua y la cultura de Sierra de Gata.
Fue una persona de buen carácter, de cercanía en el trato directo, campechano, cabal, amigo de sus amigos y que amó su pueblo, su comarca y a Badajoz sobre todas las cosas.
Un hombre bueno, un vecino ejemplar, sensible y excelente persona, siempre afable y sonriente. Se fue arropando recuerdos, versos de guitarra y esperanzas nuevas.
Nuestro más sentido pésame a su familia, a su mujer y sus hijos, así como a sus numerosos y desconsolados amigos.
El día 13 se inauguró en el Museo de la ciudad Luis de Morales la exposición ‘Encina de plata, AFE 2022’, cuyo ganador fue Miguel Ángel Rodríguez Plaza. Hay fotografías de más de una veintena de fotógrafos: José María Ballester, Guillermo Gabardino y Fran de la Cruz, entre otros. Estará expuesta hasta el 29 de enero.
No pudimos estar en el aula de la palabra que organiza Norbanova y coordina el poeta y fiscal Jesús Gómez y Flores, donde se presentó el libro ‘Luz para un paisaje’ y se celebró un encuentro con el autor. Hubiera sido el viernes 13, a las 19.30 horas, en el salón de actos de la biblioteca pública de Cáceres A. Rodríguez-Moñino/M. Brey.
Ni podremos ir al Hogar Extremeño de Madrid de Gran vía (el de toda la vida) que preside el chelero Jacinto Gil Sierra, y cuya programación cultural coordina Pilar Flor de Jara. La música al piano del amanecer es de Alberto Lebrato.
Tampoco será posible asistir a la Casa de Extremadura de Leganés, donde preside el paisano de Torrejón el Rubio José Santano, y la cultura la coordina Esperanza Hernández, de Tornavacas; y donde iba a intervenir el poeta alburquerqueño Juan Calderón. Habrá que esperar tiempos mejores para abrazar de manera indiscriminada y apasionadamente a tantos amigos que ahora se quedaron esperando. Los contratiempos con la salud es lo que tiene.
Seguimos con la carretera de Cáceres-Badajoz cortada desde hace un mes; empezaron las maquinas; nos dicen los responsables y señorías que estará de inmediato; cuánto nos suena esa palabra. Por el mar corren las liebres. Seguiremos por carreteras secundarias, vistiendo el aire.
Las Candelas de Santa Marina llegarán galopando con los caballos del tiempo, alumbrando afectos y sombras nuevas. Llegarán para dibujar besos en el límite exacto de la alegría. En este tiempo de sobresalto no se permiten egoísmos; si acaso, palabras de amor y sentimiento.
Entre el ayer y los suspiros navega el olvido. Vestir el aire.
¡Llena otra vez, Josué, que nos vamos!
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